La quema de la sede del Congreso Nacional, un lamentable episodio que enlutó la democracia paraguaya.
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31M: Lamentable remedo del Marzo Paraguayo

A un año de los sucesos que terminaron con la quema del Congreso y la muerte de Rodrigo Quintana, es más palpable que nunca que el intento de oportunistas políticos, de reeditar el Marzo Paraguayo, fracasó. Esta vez no fue la ciudadanía la gran protagonista, sino vulgares delincuentes, operadores políticos de estos personajes. Esta vez, la República no estuvo en peligro y la gente lo supo.

ASUNCIÓN.- Desde principios del año pasado, senadores de la oposición con la complicidad de grandes medios de comunicación, empezaron a fraguar la tentativa de reeditar el Marzo Paraguayo, pensando que la ciudadanía volvería a responder como en 1999, cuando el peligro que corría la República llevó a la gente a las calles y su firme decisión logró tumbar al gobierno de turno.

Pero la situación era tan diferente y las motivaciones diametralmente opuestas, que la gente respondió, en general, con indiferencia al permanente chúmbale que, por más de 2 meses, los desestabilizadores hicieron para que saliera a las calles y se opusiera, incluso recurriendo a la violencia, a que el Congreso aprobara la enmienda constitucional que permitiera la reelección presidencial.

El argumento era que, de aprobarse la enmienda, se produciría un quiebre constitucional y allí estaban ellos, los opositores, presumiendo de institucionalistas y puntillosos respetuosos de la Constitución, pero bien protegidos en sus guaridas y pretendiendo que fuera Juan Pueblo el que le sacara las papas del fuego.

Era obvio que la verdadera intención de toda la parafernalia era impedir que el presidente Horacio Cartes y el expresidente Fernando Lugo pudieran volver a postularse, porque de esa manera ni Efraín Alegre ni ningún otro candidato, colorado u opositor tendría la menor chance de conseguir la candidatura a la Presidencia de la República, y, en el improbable caso de que lo hiciera, su derrota en las generales estaba más que asegurada.

Esta fue la verdadera intención de la movilización ciudadana urdida por políticos camanduleros y oportunistas, a quienes lo único que inspira es obtener ventajas personales. Al no conseguir que la ciudadanía respondiera en masa, recurrieron a sus operadores políticos, personajes de baja ralea, quienes fueron los que quemaron el Congreso con bombas que habían armado en el local del PLRA, y provocaron los incidentes que terminaron con la muerte de Quintana. Así como el Marzo Paraguayo hizo engrandecer la dignidad del pueblo paraguayo, el 31M es una triste página de su historia.

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