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LA MECA, Arabia Saudita.- Las autoridades locales les impidieron a los persas entrar a su país, y el Gobierno de Teherán llamó a los otros musulmanes a “castigar” al reino sunita. En 2015, una estampida causó más de 2.000 muertos. Extreman medidas de seguridad.
Más de 1,3 millones de musulmanes procedentes de diversas partes del mundo inician la peregrinación a la ciudad santa de La Meca, en Arabia Saudita, donde se han adoptado severas medidas de seguridad y vigilancia para evitar tragedias.
El marco político es de tensión: el Gobierno de Riad no llegó a un acuerdo con la diplomacia de Irán y no autorizó la entrada al país de los ciudadanos persas.
El presidente iraní, Hasan Rohani, exhortó hace pocos días a los países musulmanes a unirse para “castigar” a Arabia Saudita por sus “crímenes”, unas declaraciones sin precedentes en más de dos décadas contra este país.
La respuesta de Abdulaziz al Sheikh, máxima autoridad religiosa del país saudita, llegó el martes. “Debemos entender que ellos no son musulmanes, son hijos de Magi y su hostilidad hacia los musulmanes es antigua”, dijo al diario Makkah.
TEMOR POR LAS ESTAMPIDAS
Después de la estampida que el año pasado causó más de 2.000 muertos, las autoridades sauditas han impuesto nuevas medidas para mejorar la gestión de grandes multitudes, tal y como aseguró el ministro saudita de la Peregrinación, Mohamed Benten.
