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ANR y HC, un rol de primerísimo orden

Los vencedores, aun esoberbecidos por la victoria, buscan “ajustar cuentas” de todo tipo con los vencidos y éstos, todavía muy frustrados por los resultados, encontrar en sus propias filas a los “culpables” de la derrota. Los grandes grupos mediáticos continúan en su papel esencialmente destructivo, poniéndose al frente de una feroz campaña pro “vendetta” y no son pocos los políticos que se le suman, como se observó ayer en la Cámara de Senadores, en donde los “Añetete” y los opositores bailaron, como siempre, al ritmo de la musiquita que les hace escuchar Aldo Zuccolillo.

Sin embargo, es muy probable que se produzca un paréntesis en esta escalada belicosa, teniendo en cuenta que, sobre todo los ganadores de la interna colorada, precisan imperiosamente de los perdedores, al menos si quieren tener chances reales de salir airosos en los comicios generales venideros. Solo un paréntesis. La gran incógnita es qué sucederá después de abril y, mayor aún, luego del 15 de agosto.

A la suspensión del senador Óscar Gozález Daher, a punto de perder su investidura, se le sumó ayer el intento de también seguir el mismo procedimiento con el senador Jorge Oviedo Matto. El primero, por escuchas divulgadas en la radio de ABC, que lo tenían a él como protagonista en un caso de tráfico de influencia en su condición de presidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. El segundo, también por una grabación telefónica, de la que en realidad no se desprende nada ilícito en concreto y de lo que sobre el tema luego dijo una fiscal a dicho medio, que no se presentó denuncia al respecto. En este caso no prosperó, si bien la bancada “Añetete” votó en bloque a favor de sancionarlo.

Este repentino afán de combatir la corrupcción, la manipulación de la Justicia y la impunidad, sería muy sano y hasta admirable, si no fuera tan “selectivo”. Los blancos a los que premeditamente se escogen para descargar la artillería son pertenecientes o próximos al oficialismo. Y algunos de los que disparan se “olvidan” que a su lado tienen a conocidos personajes que tendrían que estar en la cárcel, aunque algunos de ellos, con toda la desfachatez del caso, hoy dictan cátedras de moral y buenas costumbres. En consecuencia, no hay una intención real de, por lo menos, sanear algunos órganos judiciales, como el Jurado, sino simplemente hicieiron público, con fines políticos-electoralistas, lo que ellos mismos sabían hace tiempo, siendo cómplices o autores de hechos similares.

Nada de esto obsta la imperiosa necesidad de avanzar efectivamente en la lucha por depurar la Justica, como requisito indispensable para librar en serio una batalla contra la corrupcción, pero quien crea que los casos de público conocimiento tienen algo que ver con eso, pecaría cuanto menos de ingenuo. Es puro revanchismo político. Solo eso.

Las aguas seguramente se calmarán un tanto en las próximas semanas. Abdo Benítez, si tiene una pizca de inteligencia, sabrá que de seguir transitando por esa senda perderá adhesiones que son claves si quiere ser electo en abril próximo. De hecho ayer tuvo un diálogo en tono conciliador con Santiago Peña, en radio Primero de Marzo. El bravucón de Galaverna, que a nadie asusta con sus bravuconadas, ayer dijo estar “operando a favor del abrazo republicano”, siendo que hasta 24 horas antes trataba a la dirigencia de Honor Colorado de “tramposa”, “mafiosa”, “anticolorada” y “antipatriota”, entre otras cosas. Y el “chiita” de Enrique Bacchetta también se manifestó en el mismo sentido, “no así con Gonzalez Daher”, como si de esa forma salvara su “coherencia” ante una ciudadanía que no lo registra precisamente por una virtud como esa.

Esto del “abrazo” tendría que ser algo común tras una contienda partidaria. El que gana integra, el que pierde apoya. Es la lógica de la democracia. Pero si tomamos en cuenta la experiencia del último año, para no ir más lejos, así como las cuestiones de fondo que están en disputa, sería razonable poner en duda la sinceridad de los que ahora anuncian una actitud más tolerante. En efecto, siendo minoría incendiaron el Congreso, y casi el país, por estar en contra de la enmienda; en tanto que ahora, si acceden al gobierno, tienen la intención de poner fin al proceso de transformaciones que están en marcha desde el 2013 y restaurar el viejo modelo clientelista, prebendario y corrupto, que mantuvo al país en el atraso y la pobreza por largas décadas.

Con Cartes perdieron muchos “privilegios”, durante varios años, desde Zuccolillo y Vierci, hasta los que quieren asumir las riendas del gobierno. Dejaron de llenarse los bolsillos mediante contratos públicos amañados, licitaciones sobrefacturadas o metiendo directamente la mano en la lata, al disponer discrecionalmente de las cajas de Petropar, INC o, más apetecible todavía, Itaipú. Y para colmo, a los políticos “tradicionales” les cortó los cupos que siempre tuvieron para colocar a parientes, amigos y amantes en las reparticiones del Estado, así como el sin fin de “planilleros” que tenían como “operadores”. En suma, si vuelven, lo harán con la sangre en los ojos.

Eso en el  caso de los colorados.  Con los liberales el panorama es igual o peor. Tendríamos como presidente a un sicópata como Efraín, rodeado de sujetos de la caña de Luis Alberto Wagner, Desirée Masi y otros que no superan el estadio de vulgares patoteros de la política, aliados a los luguistas, tan resentidos como los “Añetete”, por haber sido desalojados del poder político.

El panorama no es alagüeño y hay que asumirlo con toda la seriedad del caso. Lógicamente, una cosa es que pretendan restaurar el “viejo rumbo” y dar riendas sueltas al revanchismo, y otra muy distinta que lo logren.  Eso dependerá de la respuesta política que encuentren, fundamentalmente de parte de la ANR y Honor Colorado, liderados por Horacio Cartes, que están llamados a cumplir un rol de primerísimo orden para levantar una muralla a todo intento de poner al Paraguay en reversa.

¿Abrazo republicano?. Sí, pero para preservar las conquistas logradas en estos años y sin ser ilusos, es decir, atentos y organizados.

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