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ASUNCIÓN.- Con pocas y honrosas excepciones, casi todos los que fueron los más recalcitrantes enemigos de la dictadura y que debían tomar la posta y convertirse en verdaderas alternativas para la ciudadanía, son los que con sus acciones ponen en peligro constante el proceso. Desirée Masi, Rafael Filizzola, Efraín Alegre, entre otros, han demostrado no ser más que ídolos con pies de barro. Nunca fueron protagonistas en la lucha contra la dictadura.
Gran parte de estas casi 3 décadas, estos personajes lograron engañar a un sector importante de la ciudadanía, para la cual los reclamos permanentes de transparencia y lucha contra la corrupción eran creíbles.
Sin embargo, en el último tiempo han demostrado que no son más que demócratas de barricada, que son incapaces de vivir en democracia, con reglas claras y respeto a las normas vigentes. En realidad, fueron siempre antiestronistas de festivales, que se juntaban a cantar Patria Querida, gritar “El pueblo unido jamás será vencido” y escuchar a Silvio Rodríguez, sintiendo, en su pequeñez, que de esa manera estaban combatiendo a la dictadura.
Durante un tiempo, después del golpe, no molestaron ni fueron obstáculo de nada, porque, como no estaban acostumbrados a trabajar ni por el país ni por sus ideales, se mantuvieron al margen. Pero con su discurso de barricada, siempre buscando el enfrentamiento y no el diálogo, la sangre y no la ley, llegaron al Congreso y a partir de allí se convirtieron en un cáncer para este proceso.
Durante el año pasado estuvieron más activos y más perjudiciales que nunca, impidiendo, o intentando impedir, siempre el normal funcionamiento del Estado de Derecho. En marzo del 2017 incitaron a la violencia de manera alevosa, alentando a la ciudadanía a agredir a las fuerzas del orden, al único efecto de que pudiera aprobarse la enmienda constitucional que permitiera la reelección presidencial. Este descontrol alentado y aplaudido por estos festivaleros, tuvo la negra consecuencia de la quema del Congreso y la muerte del joven Rodrigo Quintana.
Recientemente aparecieron los fonopinchazos de conversaciones del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Sin importar que fueran ilegales y se desconociera su origen, eso les bastó para sacar del camino a 2 legisladores que no gozaban de su simpatía. Pero eso sí, cuando aparecieron conversaciones que involucraban a los suyos, la actitud fue muy diferente y dilatoria.
Ahora resulta que también están detrás de la rebelión de los camioneros, de acuerdo a una denuncia periodística. Estos personajes pretenden ahora tomar el poder a través de una alianza opositora, Ganar, cuyos principales referentes, Fernando Lugo y Leo Rubín, ni siquiera fueron a los festivales antiestronistas.
