Entre Aldo “Acero” Zuccolillo (i), dueño de ABC Color y ABC Cardinal y Julián Assange, el creador de WikiLeaks, hay mucha diferencia.
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De Assange y WikiLeaks a Zuccolillo y Cardinal

Desde que lanzaron la “bomba” de los audios ilegales que, presuntamente, demuestran tráfico de influencias en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, los medios de Aldo Zuccolillo, como ABC Cardinal, presumieron que tenían 800 audios, pero no difundieron ni el 10%. ¿Qué harán con lo que no dieron a conocer? ¿Lo utilizan para una guerra sucia, con fines electoralistas? “Acero” está muy lejos de Julián Assange, el creador de WikiLeaks, que no ocultaba nada.

ASUNCIÓN.-  Son varios los indicios que nos hacen pensar que “Acero” Zuccolillo tiene la ambición de trascender el tiempo. Siempre parece estar buscando la posibilidad de convertirse en una especie de héroe de la libertad de prensa. Lastimosamente, sus ambiciones y su sed de poder son tan fuertes que le llevan a cometer errores, una y otra vez, y, cada vez más, le alejan de la historia.

Por ejemplo, le encantaría ser como Assange, quien hace pocos años se convirtió en el paladín de la libertad de expresión con su página WikiLeaks, desde donde dio a conocer grabaciones de poderosos de todo el mundo y cambió de una buena vez la forma de mirar a quienes tienen en sus manos la supervivencia de la tierra.

Y, guardando las distancias, quizás lo hubiera conseguido con los audios del JEM, si no fuera que, otra vez, se perdió por algún vericueto del camino y decidió que había grabaciones que prefería no publicar porque podían ser utilizadas como elementos de una guerra sucia o con fines electoralistas.

Parece que su intención inicial fue hacer lo mismo que su ídolo, Asssange, publicando todo lo que tenía en sus manos, sin importar quién caiga y a quién perjudique. Por eso, desde su diario ABC Color y su radio ABC Cardinal anunciaron, con luces de neón, que poseían, por lo menos, 800 grabaciones que serían emitidas de a poco.

Pero cuando descubrió que había amigos a los que no quería perjudicar, otros a los que podía chantajear y terceros que podrían ser utilizados con fines electoralistas, decidió dividir los audios entre públicos y secretos.  Y los secretos los ocultó a la ciudadanía y a la Fiscalía.

Por eso, hasta ahora, toda la investigación gira sobre los mismos personajes, casi todos cercanos al gobierno y a Horacio Cartes, a quien sigue pensando que podrá sacar del juego electoral en base a la publicación de supuestos chanchullos de sus colaboradores.

No hay duda; Zucco está cada vez más lejos de Assange, a quien parece querer imitar, sin conseguirlo.

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