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SAN LORENZO, Dpto. Central.- La exdecana de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNA, Dra. Azucena Daysy Cabrera de Gómez, según fuentes de la institución, nombró y mantuvo a un grupo de personas con oscuros antecedentes dentro de su administración.
Conforme a las denuncias, gestó una rosca corrupta, bajo la batuta de la autoridad de turno y el guiño de los consejeros docentes. Sin embargo, todo esto podría quedar impune si el Ministerio Público fija su interés únicamente en la brucelosis.
Uno de los personajes con antecedente nada decente y mimando por la Dra. Cabrera de Gómez fue el Lic. Javier Osvaldo Martínez, quien cuando cumplía funciones en el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), como encargado de la Dirección de Recursos Humanos, fue denunciado por “usurpación de funciones públicas”.
Cuando fue director general de finanzas y mano derecha de “Mochito” Morales, autorizó cuatro pagos en forma irregular, además, ordenó que se liberen fondos a favor de la empresa Procón S.R.L., unos pagos de G. 407 millones y otro de G. 347 millones, para luego ordenar el pago de G. 1.958 millones a la misma empresa, otro de G. 209 millones totalizando un pago en forma irregular de G. 2.921 millones, según las denuncias.
Reza un dicho “Como muestra, vale un Botón”, para instalar la rosca corrupta en la Facultad de Ciencias Veterinaria de la UNA, se debía incorporar al economista Emerson Moisés Aguilar Ortiz (ANR) dentro del cuadro de honor de administradores, junto a Vidal Flor, todos amigos, en las buenas y en las malas.
Según los datos, este economista, hombre de confianza desde aquel entonces del coordinador la Dirección General de Administración y Finanzas del TSJE, Lic. Javier Osvaldo Martínez (ANR), formaba parte de una comisión para auditar supuestas gestiones en la ANR.
El nombramiento del economista Emerson Moisés Aguilar Ortiz, en el área de Almacenes en Veterinaria, antes pasó por el Zoológico de Asunción y luego director de la Terminal de ómnibus de Asunción, es una muestra más del pensamiento poco claro de la exdecana, Azucena Cabrera, quien en aquel entonces quería asegurar el “rekutu”, porque esta persona contaba con negros antecedentes. Logró su objetivo y posteriormente llevó a la Facultad de Veterinaria, no a los sitiales académicos e investigativos, sino más bien a sitiales pocos claros con personajes de antecedentes oscuros que le rodeaban.
