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Basta de paranoia

Por: Marilut Lluis O’Hara
Por: Marilut Lluis O’Hara

Hace 24 años, cuando se redactó la Constitución Nacional, la sombra de la dictadura estaba todavía demasiado cerca, así que resultó natural que el texto sancionado prohibiera tajantemente la reelección presidencial, en cualquiera de sus formas. La sola idea de que alguien pudiera volver a quedarse 36 años en el poder nos llenaba de espanto y nublaba cualquier posibilidad de raciocinio no solo en los convencionales sino en toda la ciudadanía.

Lo mejor que se pudo hacer en ese entonces fue lo que se hizo, prohibir la reelección y así cortar por lo sano cualquier intento de volver al pasado.

Pero pasó casi un cuarto de siglo y las cosas han cambiado. Debemos reconocer que los presidentes que sucedieron al dictador no fueron precisamente estadistas y patriotas, pero ya nadie teme que alguno de ellos vaya a querer instalarse en el poder por demasiado tiempo. Además, las cosas han cambiado en la comunidad internacional y en este momento en el que se necesitan las naciones para sobrevivir y avanzar, a nadie se le ocurriría intentar un retroceso porque no  tendría ningún apoyo, ni dentro ni fuera del país.

Así que pienso que llegó el momento de que perdamos el miedo visceral a que la historia se repita y pensemos con un criterio más amplio que de pronto puede haber un presidente que haga bien las cosas y requiera de un período más para concretar sus planes. De todos modos, aunque se permita la reelección, a lo que esto habilita es a que el mandatario de turno vuelva a postularse como candidato, y los electores estarán en condiciones de premiarlo con el segundo mandato, si hizo bien las cosas, o elegir a otro que pudiera hacerlas mejor.

Por supuesto que hay que hacer bien las cosas. En primer lugar, hay que tener en claro que la única forma de permitir la reelección es a través de una reforma constitucional, lo que implica la elección de los convencionales y la instalación de una Convención Nacional Constituyente. Otra cosa que debe quedar clara y que haría que mucha gente que hoy se resiste al segundo mandato lo acepte es que la figura entre a regir recién en el siguiente período presidencial.

Por supuesto, una vez aprobada la reelección, permitirá que todos los expresidentes vuelvan a competir una vez más, pero así es como debe ser. Y será el electorado el que decida si vale la pena o no repetir la historia con alguno de ellos.

Basta de paranoia señores. La dictadura ya se fue y ahora no es más que una excusa a la que recurrimos de vez en cuando para justificar nuestra inacción ante temas fundamentales como la pésima educación y el espíritu coimero de una gran mayoría de los compatriotas. Ya es tiempo de que aceptemos que estamos en un tiempo diferente y actuemos en consecuencia.

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