EDIMBURGO.- Una pareja y sus dos hijas, Malena de tres años y Harper de tres semanas de vida, llegaron a su casa en Escocia tras más de una hora y media de viaje a causa del tráfico en hora pico. Como su hija mayor se había dormido durante el trayecto, decidieron dejar al bebé descansando en su sillita de auto durante 15 minutos más, mientras acostaban a su hermana en la cama.
En total, Harper permaneció cerca de dos horas en el auto y cuando fueron a sacarla, se dieron cuenta de que algo malo sucedía. “Mi marido sacó a Harper de su silla y la puso sobre sus rodillas, pero parecía como si no estuviera cómoda, así que la acostamos en su cuna. Sin embargo, allí también parecía incómoda y seguía dando patadas”, contó Kirsti Clark.
Y agregó: “Me di cuenta de que sus labios empezaban a ponerse azules, y mi marido me alertó también del color demasiado rojo de sus mejillas. La sacamos rápidamente de la cuna y vimos que algo no iba bien”.
Mientras Christopher sostenía en brazos a su hija, ella apretó los labios y comenzó a expulsar espuma blanca por la nariz y la boca. Su madre trató desesperadamente de abrírsela para evitar que se tragara la lengua, pero la niña tenía las mandíbulas fuertemente apretadas. En ese instante, arqueó la espalda y echó la cabeza hacia atrás.
Desesperados, la pareja corrió al auto y se dirigió a un hospital: “El viaje fue espantoso. Yo sólo trataba de asegurarme de que mi hija respirara, pero estaba temblando tanto que no podía verlo con claridad. Durante los cinco minutos que duró el trayecto, lo único que pensaba era que íbamos a perderla”.
La causa
Cuando los médicos revisaron a Harper y se enteraron que estuvo casi dos horas en una silla para bebes en el auto, encontraron el motivo de su reacción: la nena sufrió una privación de oxígeno. Al sacarla y recuperar la respiración normal, sufrió el shock.