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Sin duda alguna que la figura de la reelección presidencial es imperiosa para cualquier gobernante que hace bien sus deberes, que al término de su mandato en un periodo de tiempo, haya obtenido buenas calificaciones. El gobernante tiene todos los meritos, en ese caso para seguir en el poder de la República por un segundo mandato, si en ese lapso de tiempo no ha concretado todo sus proyectos al servicio de la Nación.
Este actual gobierno del país, está haciendo bien sus deberes, y lo está demostrando en sus acciones. Horacio Cartes ha prestigiado al Paraguay con la forma como está administrando la primera Magistratura, por lo tanto lo ejerce con eficiencia y está en el convencimiento del pueblo en otorgarle un segundo mandato.
El actual presidente de la República del Paraguay, le molesta a muchos políticos criollos, debido a que es un celoso defensor de los bienes públicos y en estos tres años ha transparentado de manera efectiva la administración en las instituciones dependientes del Estado paraguayo, que en gobiernos anteriores solo han servido de “motines de guerra” para abultar los bolsillos de los mal llamados políticos de turno, causantes del hambre y atraso del pueblo.
Este tipo de sinvergüenzas que llega al poder con ese objetivo, debe ser borrado de la clase dirigencial de nuestro país. El Paraguay necesita de hijos que realmente tengan mentalidad de estadista con intenciones de conseguir el respeto y la valoración de las naciones del mundo.
Causa lástima que en muchos años de gobierno, un país tan lindo como el nuestro, por culpa de la clase dirigencia corrupta se haya convertido en una nación que vivía de lisonja de otras naciones, se beneficiaban unos pocos sinvergüenzas y no llegaba al pueblo realmente necesitado de una oportunidad para emerger como sociedad en la región.
En la actualidad, el gobierno nacional del presidente Horacio Cartes, es el contrasentido de la fórmula tradicional corrupta como lo encausaron los que llegaron hasta la silla presidencial del palacio de los López. El Paraguay, de nuevo es respetado en el concierto de las naciones, gracias a la férrea mentalidad de su presidente, quien demostró que ya no es tiempo de abusar de los bienes del Estado para provecho de unos pocos en perjuicio del pueblo.
Nuestra nación Guaraní ya fue muy castigada lastimosamente por gobernantes corruptos que han dilapidado los bienes públicos y de eso el pueblo paraguayo está cansado. La población paraguaya fue muy generosa, pero el hartazgo ha llegado a su punto máximo, ya no está en condiciones de aceptar a todos aquellos políticos y de todos los colores de mentalidad corrompida que desean acceder al poder de la República para robar los bienes del Estado. ¡Basta señores corruptos de la política.
