Inicio / La visión de ADN / Carta de un ministro a otro

Carta de un ministro a otro

Excelencia Reverendísima, Ricardo Valenzuela, Obispo de Caacupe:

(Cc a Monseñor Lucio Alfert, Obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, Obispos eméritos Claudio Giménez y Mario Melanio Medina, y a todos los miembros de la Conferencia Episcopal Paraguaya).

Me dirijo a usted y, por su intermedio, a todos los miembros del espiscopado paraguayo, a los efectos de exigirle que ajuste  sus actuaciones estrictamente a lo establecido en el cánon 382 y siguientes (hasta el 402) del Código de Derecho Canónico, más aún en estos días de cuaresma; tiempo litúrgico de conversión y de arrepentimiento de nuestros pecados, que marca la Iglesia para preparar la gran fiesta de Pascua y resurrección, la cual debe encontrarnos a los feligreses más cerca de Cristo.

En los 20 artículos de dicho cuerpo normativo, que los obispos del Paraguay con certeza los manejan de memoria, encontré múltiples y precisas referencias a las funciones de quienes, por disposición del Santo Padre, tienen la alta misión de estar al frente de una Diócesis. Por ejemplo, que “el Obispo diocesano debe enseñar y explicar a los fieles las verdades de fe que han de creerse y vivirse, predicando personalmente con frecuencia”. O en otra parte que “cuide de que se cumplan diligentemente las prescripciones de los cánones sobre el ministerio de la palabra, principalmente sobre la homilía y la enseñanza del catecismo, de manera que a todos se enseñe la totalidad de la doctrina cristiana”. O cuando dispone que “el Obispo está obligado a dar ejemplo de santidad… y cuidar incesamente de que los fieles que le están encomendados crezcan en la gracia por la celebración de los sacramentos, y reconozcan y vivan el misterio pascual”.

Sin embargo, luego de leer y releer los mencionados cánones, no encuentro nada respecto a dictar sentencias judiciales, ni a declarar la constitucionalidad o inconstitucinalidad de tal o cual candidatura al Senado de la nación, como lo hicieron usted y algunos de sus pares en los últimos días, prestándose a la maniobra política del propietario de ABC Color, por cierto, adscripto a la masonería.

Ahora que se está llevando a cabo la Asamblea Ordinaria de la CEP, sería oportuno que los Obispos desempolvaran el Código que rige sus actuaciones, se miren a sí mismos y reconozcan cuán apartados están del camino que les fija, como lo demuestra la cuestionada “santidad” de muchos sacerdotes e incluso monseñores, así como el fracaso de sus labores a la luz de la cada vez más reducida cantidad de feligreses en los templos, de confirmados en la fe católica o de las parejas que viven el sacramento del matrimonio.

Además, por si su Excelencia y sus pares lo olvidaron, les recuerdo que la Cuaresma es (o debe ser) “un camino hacia Jesucristo”, es tiempo de escuchar la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. En consecuencia, aunque más no sea por respeto a tan importante celebración del cristianismo, deberian dejar momentáneamente de lado sus actividades políticas, partidistas y “judiciales”, para abocarse a lo que realmente les compete.

Espero no considere un atrevimiento de mi parte señalar a los miembros del episcopado cuáles son sus funciones, que desde hace tiempo incumplen. Después de todo, ambos somos ministros, solo que a usted le corresponde aplicar la ley de Dios y a mí, la de los hombres…

Atentamente. Un ministro (imaginario) de la Corte Suprema.

Commentarios

comentarios

Mira también

Nunca es tarde

Fue en una conversación casual entre amigos, en estos días calurosos de finde. Por supuesto …