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Castigarlos

Los gobiernos anteriores, especialmente el de Lugo y Federico Franco, éste último encabezado por un liberal, fueron un desastre total.  La imagen de nuestro país andaba por los suelos, era poco menos que el de una republiqueta bananera, de la década de los 50.

Campeaba la corrupción más terrible en las esferas del Gobierno, nada se movía sin una coima del 10, 15 % y hasta porcentajes alevosos, latrocinio puro y duro.

Nadie serio podía pensar en radicarse en Paraguay. Salvo narcotraficantes, mafiosos de toda laya, especialmente brasileños y chinos, que acrecentaron la leyenda negra por la cual éramos conocidos en todo el mundo.

El país del contrabando y de la piratería que alcanzaba volúmenes extraordinarios, sin que nadie moviera un dedo para enfrentarlos. Fuimos hasta financistas del terrorismo internacional, la bolsa de Al Qaeda nada menos, en las tres fronteras.

En fin, nada podía estar peor.

Para que no nos tilden de zalameros, nos limitamos a preguntar:

-¿Cuál es la imagen que tiene hoy Paraguay en el mundo?

No podía ser mejor.

El cambio fue brutal, de la noche a la mañana, el Gobierno hizo tan bien su trabajo en lo interno y lo comunicó tan bien al mundo que hoy la “niña bonita” de los cenáculos internacionales es indiscutiblemente nuestro país.

Todos se empujan por venir aquí. Desde los titulares de los organismos internacionales que no cesan de darnos la mejor calificación, han desfilado por Asunción, entre ellas nada menos que la titular del FMI, Christine Largarde, por mencionar sólo la visita más reciente.  Las industrias brasileñas vienen en estampida a ubicarse en la zona de frontera, al punto que la poderosa federación que las nuclea en el vecino país, manifestó su preocupación por el tema. Imagínese…”o maior do mundo”.

Tenemos el beneplácito de interlocutores, serios, de alto nivel. No lo dice el Gobierno. El aplauso generalizado proviene del exterior.

Lamentablemente aquí y con el afán de seguir vendiendo su diario cada vez más venido a menos, con  su pequeño satélite Última Hora, del inefable Vierci, Zuccolillo, el dueño de ABC, tirotea día y noche contra esta realidad. Contra este bien tan preciado logrado a través de un arduo esfuerzo por poner en orden la casa.

Este eterno pirata de la prensa atenta así diariamente y alevosamente contra el pan en la mesa de todos los paraguayos.

Ahora está embarcado en una campaña sucia merced a la cual pretende inculpar a HC por el asesinato de Rodrigo Quintana para darle oxígeno a los candidatos de la oposición.

La única realidad del final trágico de ese drama violento es que fue montado y  fogoneado por Efraín Alegre y sus compinches, con el afán de hacerse notar políticamente, los primeros responsables del luctuoso suceso, que todos lamentamos.

Llega la hora de castigarlos a Zuccolillo y sus ahijados. Al momento del voto no dejarse llevar por estos engañosos cantos de sirena y darle el espaldarazo a quien continuará esta obra portentosa  y no a alguien que puede reeditar el destructivo gobierno del liberal  Federico Franco. Sería trágico.

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