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El Ciclón se encuentra en una encrucijada fatal: gana el clásico del sábado que viene o se despide del campeonato. Claro, después de no haber podido triunfar en Capiatá, frente al equipo local, sus posibilidades se han reducido al mínimo y quedarán sepultadas en el olvido, o en una terrible pesadilla, si no logra triunfar ante su tradicional rival. Olimpia, con un empate, mantiene la diferencia y avanza seguro hacia el tricampeonato.
ASUNCIÓN.- No es la situación más deseada por la parcialidad azulgrana. Después de tantas alegrías, tantos goles y tan buenas perspectivas, todo se vino abajo con el gol de Marcelo Cañete que selló el empate capiateño, y las atajadas de Joel Silva que acalló más de un grito de gol, atorado en las gargantas cerristas.
Los números hablan por sí solos: Olimpia con un partido menos que todos los demás, tiene 4 puntos de ventaja sobre Cerro Porteño y si gana el clásico extenderá a 7 la diferencia, con posibilidad de ampliarla cuando le toque jugar el partido atrasado con Santaní.
SE DEFINE EL CAMPEONATO
Se puede decir entonces que éste sábado, puede definirse el campeonato. Tal vez no matemáticamente, porque todavía quedarán 15 puntos por jugar para Cerro y 18 para Olimpia. Pero correr desde atrás, con 7 puntos por descontar, parece tarea muy complicada para el equipo azulgrana.
Pero aunque gane Cerro el sábado, llegar a la punta sigue siendo algo muy difícil de pronosticar. Y como decimos siempre, todo pasa por lo que haga o deje de hacer el Ciclón. Si Cerro gana, y no pierde más puntos de aquí al final, puede ocurrir cualquier cosa.
Sucede que el triunfo de Cerro Porteño reduce a un punto la distancia, pero le sigue quedando el partido atrasado a Olimpia para recuperarlo. En el camino hacia el título, el Decano tiene que enfrentar, después del clásico a Libertad y Guaraní sucesivamente en las dos últimas fechas.
Y a eso tiene que apuntar Cerro: a hacer lo suyo y esperar que Guaraní o Libertad (si son los dos mejor, mejor para sus pretensiones) le den una mano, que además servirá también para que gumarelos y aborígenes se metan también en la pelea.
Todo es cuestión de esperar… y que sea lo que Dios quiera.
