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El deseo de ser presidente de la República es tan incontrolable en Efraín Alegre, que parece estar dispuesto a romper con cualquier límite que le pudiera imponer el poco sentido común que podría tener. Negó convocar a la gente ante la Justicia Electoral, pero hay grabaciones de su entorno que lo desmienten; y, ahora, se ha declarado el “ganador moral” de las elecciones. Cínico y ridículo, hasta los suyos empiezan a sentir vergüenza.
ASUNCIÓN.- “Si no vas a pelear por mí como Efraín pelea por ser presidente, dejá nomás”, dice uno de los cientos de memes que aparecieron ni bien empezó el escándalo orquestado por el presidente del PLRA como forma de llegar, de cualquier manera, a la Presidencia de la República.
A nadie le extraña que Alegre incite a la violencia, porque es lo que ya ha demostrado que sabe hacer muy bien; basta con recordar la noche del 31 de marzo del año pasado, cuando la patota manejada por él –eran sus operadores políticos- crearon conflictos con la policía y luego incendiaron el edificio del Congreso con las bombas caseras que, horas antes, habían fabricado en el local del PLRA, con el permiso de su presidente.
Así que suena bastante mentiroso ahora cuando niega estar convocando a la gente ante la Justicia Electoral, y más aún porque hay grabaciones de sus esbirros Líder Amarilla y Luis Alberto Wagner, haciendo chúmbale e incitando a la gente casi a incendiar también el edificio del TSJE. Es más, resulta tan cínico y caradura que es muy fácil entender ahora que si se negó a reconocer su derrota el domingo, era porque ya tenía muy bien planificada esta crisis que iniciaría con un escándalo que no tiene ni pies ni cabeza. Pero, claro, siempre hay incautos que caen.
Nada de esto le está resultando. Efraín sabe que con su reconocimiento o sin él, el presidente electo, que jurará el 15 de agosto próximo, es Mario Abdo Benítez. Sabe también que sus propios correligionarios van a condenarle a la muerte política y no permitirán que tenga la menor posibilidad de volver a representar a la oposición en una próxima contienda electoral.
Su esperanza de llegar a ser presidente de la República ya murió. Y él lo sabe, aunque todavía se resista a aceptarlo. Así que ahora, superándose a sí mismo en cuanto a hacer el ridículo, se autoproclamó el “ganador moral” de las elecciones. Nadie sabe qué significa y, sobre todo, qué implicancias tendría este título en el espectro político nacional; lo único que resulta obvio es que estos son los últimos pataleos de un personaje soberbio, discriminativo y desagradable, que jamás debió siquiera pensar en llegar al Palacio de López.
Estás con computadora? El director me dijo esto: Pedile a Marilut que busque la forma de tratar de rídiculo y cínico a Efrain. Negó q Plra convoque a la gente frente al TREP y hay grabaciones del amarilla y Wagner convocando (cínico) Y se declaró ganador moral de las elecciones ( ridículo). Grande luego.
