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Como blanca paloma

Debe haber oyentes a los que les impresione una voz fuerte o aparentemente firme y piense que el/la periodista que está entrevistando a alguien con frondosos antecedentes lo increpa cuando, en realidad, lo que hace es blanquearlo con lo que no dice o no pregunta, o acepta sin mayores cuestionamientos.

Esto ocurrió ayer durante una entrevista que realizó Mabel Rehnfeldt en su programa de ABC Cardinal, donde pretendió mostrar su estilo habitual, cuando entrevista a alguien a quien no quiere –ella o sus patrones- y lo hace polvo con la dureza de sus preguntas. Pero esta vez le tocó hacerle nota al abdista Miguel Cuevas, presidente de la Cámara de Diputados y con serias y graves denuncias en su contra por delitos que habría cometido durante su administración al frente de la Gobernación de Paraguarí.

Dura como siempre, en apariencia, Mabel dejó pasar fantásticas oportunidades de dejar al desnudo todo el esquema de corrupción montado por Cuevas y su familia en su departamento. Las denuncias de los medios son bien concretas, documentadas, y allí están también otros legisladores, como el senador Juan Darío Monges, compueblano del diputado, quien denunció que el hijo del exgobernador “ganó su primer millón de dólares con negociados que hizo con la merienda escolar”.

Una de las pocas veces en las que ella simuló increparle, cuando le dijo que los medios publican documentos que muestran las irregularidades, Cuevas le bailó encima, diciendo que esos documentos son los mismos que él presentó a la Contraloría, y ella no encontró nada que repreguntar ¡y se calló! Así que los oyentes nos quedamos con las ganas de saber si él mismo se autodenunció ante la CGR, presentando documentos que demuestran las irregularidades de su administración, que son los que viene publicando el diario La Nación.

Frases como “jamás cometí ninguna irregularidad” o “yo siempre fui un gran trabajador” quedaron al aire sin que merecieran un mínimo comentario de la “aguda” periodista, que no suele dejar títere sin cabeza cuando eso conviene a los intereses del entorno. Hay pruebas de que la administración de Cuevas estuvo plagada de irregularidades; es más, ya hay denuncias de irregularidades en su administración en la Cámara de Diputados, cuando acaba de cumplir 2 meses en el cargo.

La bancada de Patria Querida ha denunciado que la cámara está llena de planilleros, que serían operadores políticos del mismo Cuevas, y que luego de ser beneficiado con la desestimación de su causa tanto por la Fiscalía como por la Justicia, rápidamente ubicó en sendas direcciones a personas cercanas a la fiscala y al juez. O sea, no es que cometió irregularidades solamente en Paraguarí. Miguel Cuevas es un manojo de irregularidades y las va repartiendo por dónde camina.

Hay más; la denuncia que desestimaran la fiscala Sonia Pereira y el juez Blas Cabriza, “casualmente” 72 horas después de que el abdista asumiera la Presidencia, vuelve a ser estudiada por pedido de la misma fiscala, quien ahora pareciera tener elementos que valen la pena sopesar.

Pero nada de esto tuvo la suficiente importancia como para ser mencionado en la sagaz entrevista. Nada. A Rehnfeldt solamente le preocupaba que Cuevas osara “ningunear” a los escrachadores, como si el ninguneo de un tipo acusado de haber permitido negociados hasta con la merienda escolar, perjudicando a niños pobres, pudiera importarle o preocuparle a alguien.

Ahora nos queda claro cómo es que determinados personajes parecen tener una línea abierta con la prensa amiga. Si se los va a tratar como blancas palomas, aceptan encantados todo tipo de entrevista. Qué vergüenza.

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