WASHINGTON.- “La percepción del tiempo, al igual que la visión, es una construcción del cerebro, y es sorprendentemente fácil de manipular”, escribe David Eagleman, reconocido neurocientífico estadounidense, en su ensayo titulado ‘Brain Time’.
Caída libre:
Eagleman probó su teoría sobre la percepción del tiempo en un experimento en el cual unos voluntarios se lanzaron a una red de seguridad desde una plataforma con una altura de un edificio de 15 plantas. Posteriormente, los participantes en el experimento compartieron su percepción del tiempo que duraron las caídas. “La estimación de la duración de su propia caída era un tercio más larga que la de la caída de los otros”, señaló Eagleman.
Así, cuando experimentaron en sus propias carnes algo extraordinario, emocionante y aterrador, su percepción del tiempo se había ralentizado. Durante esos breves momentos, sus vidas parecían que duraban más.
¿Por qué se ralentiza el tiempo?
Según Eagleman, en una situación crítica, como una caída libre desde una elevada altura, se activa la amígdala, una zona del cerebro que hace que toda nuestra materia gris se centre en la situación que estamos viviendo en ese momento.
Dos maneras de retrasar la percepción del tiempo
Tras años de investigaciones, Steve Taylor, profesor de Psicología en la Universidad Beckett de Leeds, llegó a la conclusión de que hay dos maneras de prolongar nuestra percepción del tiempo: enfrentarse a situaciones desconocidas y prestar atención consciente a las experiencias que estamos teniendo. Para disfrutar más de las vacaciones, se aconseja “ir a nuevos lugares, probar cosas nuevas, conocer gente nueva y estar siempre atento a la experiencia” de cada momento.