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Complicidad de los obispos en el tema de los sacerdotes pedófilos

Una y otra vez, la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) asume actitudes “gatopardistas” censurando supuestamente los delitos de índole sexual cometidos por los sacerdotes, tal como ocurrió recientemente en la nueva carta pastoral dirigida a los jóvenes tras la finalización de la 214ª Asamblea Plenaria Ordinaria de la organización que la nuclea. En la misma refiere que “con motivo del Trienio de la Juventud que hemos iniciado, encomendamos al amparo y la protección de nuestra Madre, la Virgen de los Milagros de Caacupé”, pero ni siquiera hicieron alusión a los innumerables casos de abuso sexual y pedofilia que afecta a cientos de sacerdotes, lo que genera la pregunta y ¿por casa cómo andamos.

ASUNCIÓN.- “La Iglesia en Paraguay ha iniciado el Trienio de la Juventud desde diciembre de 2016 haciendo que la juventud sea su prioridad pastoral. Aceptamos el desafío de optar por los jóvenes y pastorear el rebaño joven del Señor. Esto significa para nosotros Pastores, tomar medidas concretas y dedicarnos a los jóvenes del país con el celo pastoral que nos debe caracterizar. Este es el momento”, refiere otra parte del documento emitido por la organización que nuclea a los obispos del Paraguay.

Sin embargo, mientras resaltan que se dedicarán a los jovenes del país “con celo pastoral”, la realidad es otra y afecta a cientos de curas depravados que violaron todo precepto legal del derecho canónico y de la buena convivencia humana, adoptando una inconducta moral y religiosa que deja muy mal parada a la Iglesia Católica, debido al silencio cómplice de la jerarquía eclesial paraguaya.

“La vida de los jóvenes es un don de Dios, cada vida es una bendición. Cada joven vida es una oportunidad y una promesa que se abre paso en nuestra realidad, para que aporte con su originalidad y con su belleza en la edificación de nuestro mundo, de nuestro país, de nuestra Iglesia”, afirma otra parte de la misiva que, se convierte apenas en una intención de deseo, teniendo en cuenta que la jerarquía eclesial, amparada desde la CEP y el Arzobispado de Asunción,  antes que denunciar los casos de abusos sexuales en menores y en jovenes por parte de  sacerdotes, buscó con total cinismo, dejar impunes estos casos.

La desvergüenza, el descaro, la inmoralidad, la insolencia y el impudor llegó a su punto más alto en la alta jerarquía eclesial que se burla de la feligresía católica al tratar de ocultar impúdicos actos cometidos por sacerdotes, a través de una vaga carta donde asumen una atrevida e hipócrita postura  en defensa de la juventud paraguaya.

“Los Obispos del Paraguay dirigimos esta Carta Pastoral a los fieles y a las personas de buena voluntad, en general, y a los jóvenes de nuestra patria, en particular, con motivo del Trienio de la Juventud que hemos iniciado y que encomendamos al amparo y la protección de nuestra Madre, la Virgen de los Milagros de Caacupé”, expresa el documento emitido por la CEP.

No obstante, este precepto verborrágico de los obispos del Paraguay, antes que desalentar la inmoral práctica de los sacerdotes que acosan sexualmente a sus feligreses, alienta el irrespeto de las normas canónicas y a una total inconducta que no condice con la embestidura del verdadero discípulo de Dios en la tierra.

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