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Con complejo de Gata Flora

Hace años que se critica la excesiva politización de los festejos de Caacupé, a tal punto que alguna gente ha llegado a olvidar el significado y el mensaje de la Virgen, más preocupados por lo que ocurre en el ámbito terrenal que en el espiritual.

Es la primera vez que el Papa decide quién será el que oficiará la misa principal del 8 de diciembre, casi siempre destinada al obispo de Caacupé. Pero esto ya debió haber hecho pensar que la situación era diferente y que lo que Francisco I quería era transmitir la necesidad de recuperar el camino de la espiritualidad y dejar las cuestiones políticas a la clase política. Si tenemos en cuenta que el año pasado el Santo Padre estuvo en nuestro país, debemos concluir que esta decisión surge de su profundo conocimiento de la realidad de nuestro país.

El cardenal Luis Villalba fue elegido por Francisco para que oficie la misa central en el día de la Virgen de Caacupé, y cumplió de manera impecable con su cometido. Su homilía estuvo centrada en los jóvenes y su necesidad de acercarse a Dios y a la Virgen María, y de manera muy velada recomendó que quienes desean hacer política, lo hagan fuera de la Iglesia.

Hay demasiado sectores que se dedican a denunciar situaciones políticas, sociales, económicas que deben soportar muchos compatriotas. Sin embargo, la Iglesia es el único espacio en el que los feligreses pueden acercarse a Dios y encontrar esperanza en su fe. Los miles de peregrinantes que cada año llegan a la capital serrana lo hacen en agradecimiento por favores recibidos o en busca de un poco de paz a sus atribuladas vidas.

Esto es lo que debe significar Caacupé en la vida de los católicos paraguayos. Y fue lo que en la homilía de ayer, el cardenal Villalba reflejó con absoluta certeza. Fue, después de muchos años, un sermón adecuado, conciso y honesto, de un representante de Dios en la tierra.

Pero de nuevo los disconformes de siempre, los que todo lo critican y sólo buscan el enfrentamiento y la lucha estéril, quedaron descontentos porque el sermón no reflejó la realidad nacional, como si a los fieles que acuden junto a la virgencita les faltara un chapuzón en la realidad nacional.

Así que los medios se dedicaron a buscar reacciones que critiquen la homilía del cardenal y cuestionen la elección del oficiante de la misa central. Es la misma gente belicosa que solo disfruta cuando se lanzan sapos y culebras entre unos y otros. No creemos que Francisco se haya equivocado al enviar al cardenal Villalba a oficiar la misa central. Estamos convencidos de que lo hizo a sabiendas del tono del mensaje que dejaría el prelado al pueblo paraguayo, porque el Papa nos conoce y sabe cuáles son nuestras verdaderas necesidades. Y a ellas respondió con altura y absoluta certeza.

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