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ASUNCIÓN.– Lino César Oviedo Silva no pudo llegar a ser presidente de la República, pero el golpe de Estado fue para él un excelente negocio puesto que se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna evaluada en aproximadamente 1.000 millones de dólares, algo que, por supuesto, fue desmentido en reiteradas oportunidades por su familia. De todos modos, la cifra es muy difícil de confirmar porque estaba rodeado de testaferros.
Además de haberse apoderado de fortunas de personeros de la dictadura como Francisco Duarte, alias Manito, hay denuncias de que se forró con el tráfico de drogas, armas y el contrabando. Lo cierto es que a su muerte dejó varias propiedades, servicentros, shoppings, bancos en el exterior y acciones de supermercados. Algo que resulta increíble de lograr con el sueldo de un militar del ejército paraguayo.
Solo en la venta de la que fuera Telecel a la empresa Tigo, habría ganado 50 millones de dólares ya que era uno de los más importantes capitalistas de la empresa. Dejó inmensas y lujosas propiedades en Asunción y Luque, y varias estancias en el interior del país, además de un club náutico en Remanso y otra propiedad en Villa Hayes.
Su familia dice que su fortuna la adquirió con la venta de piedras y de vehículos traídos de Alemania, además de lo conseguido por dar asesoramiento a sojeros. Nadie puede justificar esta fortuna, y lo que haya hecho el fallecido exmilitar quedó en la impunidad, a consecuencia de lo cual los Oviedo siguen gozando de todos los privilegios y todos los bienes malhabidos.
