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WASHINGTON.- Ni retirada ni rendición es como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presenta su decisión de reabrir temporalmente el gobierno mientras insiste en un acuerdo sobre el muro fronterizo. Algunos de sus partidarios conservadores opinaron distinto y se refirieron a él como “patético” y “cobarde”.
Otros simpatizantes parecen dispuestos a dar al mandatario el beneficio de la duda, aunque insisten en que cualquier acuerdo que firme para el financiamiento de la administración debe incluir recursos para el muro.
Trump se defendió el sábado de las críticas conservadoras a su decisión de poner fin al cierre parcial del gobierno más largo de la historia de Estados Unidos -35 días- sin conseguir dinero para cumplir su promesa de construir una muralla en la frontera. Dijo que si no alcanza un acuerdo justo con el Congreso, el gobierno volverá a paralizarse a partir del 15 de febrero o ejercerá su autoridad ejecutiva para enfrentar lo que describe como “la crisis humanitaria y de seguridad” en la frontera sur.
