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Instigados por un grupito de parlamentarios, una desenfrenada turba de manifestantes que se reunieron frente al Congreso Nacional, en una desmedida reacción, logró incendiar parte del edificio legislativo, lo que significa un verdadero atentado contra la democracia, por tratarse de uno de los poderes del Estado. Esta situación se desencadenó luego del arduo, permanente y ladina treta de un “grupete” de congresistas liberales y otros signos políticos que instigaron a la población, durante toda esta semana, a recurrir a la desmedida violencia.

ASUNCIÓN.- Los manifestantes atropellaron el Congreso Nacional en horas de la noche de este viernes y rompieron todo lo que encontraban a sus pasos para posteriormente incendiar la parte baja del edificio, lo que se propagó a otras salas del primer y segundo pisos.

La extrema violencia de la descontrolada turba que fue azuzada por un grupo de senadores liberales y otras nucleaciones partidarias, durante todo este tiempo, con proclamas destinadas a crispar aún más la situación, generó un ambiente por demás tenso, al solo propósito de atentar contra la democracia existente en el país, en el intento de hacer prevalecer una equivocada y mezquina actitud de negarle a todo un país la posibilidad de recurrir al más elemental derecho de votar a favor o en contra de la enmienda.

Los manifestantes que tomaron el Congreso Nacional ingresaron hasta las oficinas de los legisladores y sacaron todas sus pertenencias a las calles. También tomaron la terraza del Congreso y le prendieron fuego. Los portanombres de algunos senadores fueron arrojados al suelo.

El edificio del Poder Legislativo ardió en llamas por varias horas, lo que evidencia la sucia maniobra al que una minoría de senadores, compuesta por “mariabdistas”, “efrainistas” y aliados, sometió, bajo engaños y mentiras, a una ciudadanía segada por el fanatismo intransigente que, desde todo punto de vista, daña seriamente la democracia instaurada en el país.

Los manifestantes ingresaron a las oficinas del senado, se apoderaron de sus pertenencias, se alzaron con los discos duros de las computadoras y con una enorme cantidad de documentos, que posteriormente le tiraron fuego.

La desmedida reacción ciudadana, estimulada muy de cerca por los parlamentarios que están contra la democracia, desencadenó un tenso ambiente con el claro propósito de lograr la inestabilidad en el país, que para nada favorece a ningún habitante de la República.

La situación generada, por momentos incontrolable, fue el “trofeo de oro”, que a todas luces, fue el objetivo principal del “grupete” de legisladores, que al propiciar el incendio del edifico del Congreso, quema todo el esfuerzo hecho hasta ahora para fortalecer la democracia en el país.