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BUENOS AIRES.- La expresidenta asume estar a la cabeza de la construcción de un frente opositor al gobierno de Mauricio Macri.
Concurrir a cada uno de los actos que realiza Cristina Fernández de Kirchner es como meterse en una cápsula del tiempo y viajar un año atrás. Un recinto cuyas paredes se revisten de banderas con rostros y leyendas, los mismos cánticos de barricada política y la primera plana del gobierno anterior dispuesta como si todavía lo fuera.
La escena se repitió en el microestadio de Atlanta, lugar donde se conmemoró el centenario de la asunción del presidente Hipólito Yrigoyen, elegido por hombres, en sufragio secreto y obligatorio. Una figura clave de la historia argentina, líder del movimiento que inauguró las políticas benefactoras hacia la clase trabajadora, informa el País de España.
Los otros oradores, además de Cristina, fueron los dirigentes Leopoldo Moreau, Gustavo López y Leandro Santoro y el gremialista Sergio Palazzo, todos ligados al radicalismo, el partido más añejo de la política argentina y clásico rival del peronismo. Sin embargo, en la actualidad, el espíritu de la Unión Cívica Radical (UCR) está disperso en varios grupos alineados a distintos dirigentes, muchos de ellos, aliados a Mauricio Macri. Y otros, como Moreau, que escogieron al kirchnerismo.
