Inicio / La visión de ADN / De Sherlock a Clouseau

De Sherlock a Clouseau

Desde hace varias semanas, el diario ABC Color viene relatando una historia que podría ser hasta interesante, como entretenimiento literario, si no fuera tan limitada la imaginación de sus autores y tan torpe la pluma de quien la redacta. La trama se articula en torno a los trágicos sucesos del pasado 31 de marzo y, en particular, al atropello policial a la sede del PLRA y posterior crimen del joven Rodrigo Quintana. Podría inscribirse en el género de suspenso, pero, desde la primera entrega, la ansiedad les llevó a contar hasta el epílogo: Los culpables de tales hechos son, “sin ninguna duda”, los colaboradores más cercanos del presidente, lo que hace suponer que el propio Horacio Cartes tuvo participación en el crimen. ¿Y cuál es la prueba que ofrece? Un elemento “clave”, que deben incorporar a su curriculum de estudio las facultades de Derecho y todos los abogados del foro, incluyendo los doctores más ilustres, quienes con certeza no sabían que podían utilizarlo como arma “estratégica” para inculpar a alguien y condenarlo a la hoguera: el “cruce de llamadas” realizadas esa noche.

José Ortiz, presidente de Tabesa y amigo personal del presidente, se lleva el papel protagónico, es decir, la mayor cantidad de menciones y de portadas. A él se sumaron numerosos actores de reparto, encabezados por Luis Canillas, asesor jurídico de Yacyretá, los senadores oficialistas Lilian Samaniego y Juan Darío Monges, así como sus colegas Fernando Silva Facetti y Ramonita Mendoza, ambos del radicalismo auténtico, pertenecientes a las filas del llanismo. Ellos y varios otros, destaca el diario de Zuccolillo, se comunicaron esa noche en muchas oportunidades con el entonces comandante de la Policía Nacional, Críspulo Sotelo y éste devolvió algunas de las llamadas. ¿Qué mayor prueba que esa? ¿Qué importa lo que dijeron? ¡¡El cruzamiento basta y sobra!! vociferan eufóricos los novelistas al incriminar a los mencionados en sus ediciones diarias.

Pero la “obra” tenía algunos problemas e incoherencias. Cualquiera con estándares básicos de inteligencia se daba cuenta que la orden de atraco y el crimen de Quintana no podía darse en “sextuplicado”, que muchos otros políticos también llamaron al jefe policial, incluyendo a “amigos” de dicho diario y, por tal motivo, comenzaron a “centrar” la “sesuda” investigación en Ortiz, por tratarse del más allegado a HC, a quien a toda costa había que incluir en la historieta.

Si abordamos el tema con seriedad, salta a la vista que en el marco de la tremenda crisis vivida la noche del 31 y madrugada del 1° de abril, resultaba absolutamente normal que “los hombres del presidente”, “los gerentes”, como despectivamente trata ABC a los miembros de su entorno, los asesores y políticos, tuvieran una comunicación fluida con quienes podían proveer información sobre la evolución de los hechos. Y esa persona era, obviamente, Críspulo Sotelo.

Los juristas más renombrados de nuestro país deberían romper el silencio y explicarle a “Don Acero” que puede hacer la literatura que desee, pero que si cursara la carrera de Derecho y presentara el “cruzamiento” como elemento probatorio de un delito o un crimen, recibiría un feroz aplazo. Del peritaje del cruce de llamadas solo se deduce que los datos aludidos son las anotaciones de la telefonía, consistente en los números telefónicos investigados (desconocemos que los teléfonos de Ortiz, Canillas, varios senadores y el excomandante sean objeto de investigación), las llamadas entrantes y salientes de dichos números, así como los horarios en los que se efectuaron, PERO NADA DE ESO HACE AL CONTENIDO de las comunicaciones. Y a los sumo podría servir como algún indicio, si se tratara de llamadas injustificables, que no es el caso, por el contexto político en el que se realizaron, como ya explicamos.

Es probable que “Don Acero” prosiga con el cuento. A lo mejor leyó “Estudio en Escarlata”, la famosa novela de Arthur Conan Doyle en la que aparece por primera vez Sherlock Holmes, a quien su compañero y amigo, el Doctor Watson, lo describe como “alto, sobrepasaba los seis pies (1.83)…tenía mirada aguda y su nariz aguileña le daba al conjunto de sus facciones un aire de viveza”. Y tal vez por eso se identificó con el personaje, por tener rasgos similares, pero solo en lo físico, pues sus “investigaciones” demuestran que, a lo sumo, alcanzó los niveles del Inspector Cluseau… de La Pantera Rosa.

Commentarios

comentarios

Mira también

Nunca es tarde

Fue en una conversación casual entre amigos, en estos días calurosos de finde. Por supuesto …