Inicio / La visión de ADN / Del mayo francés a los “millennials”

Del mayo francés a los “millennials”

Hoy se cumplen 50 años de lo que se conocería luego como el “mayo francés”. El movimiento arrancó inicialmente con los estudiantes de Nanterre  y La Soborna, a los que fueron sumándose el grueso de los estudiantes, y después ingresaron también los obreros. Los primeros ocuparon las universidades y los segundos las fábricas, mientras en las calles florecían barricadas por doquier. París, como antes en 1848 y en 1871, se había convertido en el epicentro de una revolución que hizo temblar los cimientos de la V República, el régimen encabezado por un autoritario insoportablemente petulante, Charles de Gaulle; y si bien provocó la caída del gabinete, culminó un mes después en una dura derrota.

Las pocas referencias que se tienen de aquellos extraordinarios acontecimientos son si se quiere hasta banales. Chicas de minifalda y muchachos de flequillos pintando consignas en las paredes. Rebeldes sin causa que fumaban, tomaban vino y coreaban temas de los Stones.

“La imaginación al poder”, “seamos realistas, pidamos lo imposible” o “prohibido prohibir”, esas consignas que todos levantaban en la época, se convirtieron con el correr de los años, a lo sumo, en letras de canciones que nada tienen que ver con los reclamos y denuncias de entonces, que combinaban demandas democráticas con otras de carácter social, empezando por las referidas a las condiciones de trabajo hasta las que representaban un cuestionamiento más profundo al sistema.

Por otra parte, los sucesos del 68 no fueron un rayo en cielo despejado, un hecho aislado, que se produjo en Francia a contramano de los que estaba pasando en otras partes del mundo. En Checoeslovaquia, los jóvenes también se enfrentaban al régimen stalinista, a una dictadura manejada a control remoto desde la Unión Soviética, en lo que se denominaría “la primavera de Praga”. En los Estados Unidos alcanzaba uno de sus puntos más álgidos la lucha de la población negra por sus derechos civiles y contra el racismo, así como el movimiento de los estudiantes de Berkeley que prenunciaba la rebelión contra le guerra en Vietnam. Y en América Latina, los estudiantes de la UNAM, en México, eran la vanguardia de toda una generación que enfrentaba desde gobiernos autoritarios, como el de dicho país, a las atroces dictaduras del subcontinente, en donde una gran parte se sumó a las organizaciones guerrilleras que se miraban en el espejo de la revolución cubana.

Europa y América estaban en ebullición, el capitalismo cuestionado y el comunismo también, al menos en uno de los países del bloque del Este, con la juventud como nuevo actor y en el centro del escenario. Pero el movimiento, con sus características singulares en cada región, fracasó. Centenares de jóvenes franceses fueron apresados, los checos fueron aplastados por los tanques rusos, los universitarios norteamericanos “disciplinados” a bastonazos, los mexicanos masacrados en la plaza de Tlatelolco y los de países latinoamericanos sometidos a un terrible genocidio.

No hablamos de una derrota cualquiera, sino de una que ha tenido dimensiones históricas. Hablamos de una generación extraordinaria, la cual, independientemente de sus errores políticos, que sin lugar a dudas los tuvo y por eso el desenlace, fue de lejos la mejor que produjo el siglo XX y a la que hasta ahora las nuevas generaciones no le han llegado a los tobillos, salvo expresiones puntuales, como los estudiantes en República Popular China, en 1989, asesinados y apresados por miles a manos del régimen de Deng Xiaoping.

Todo aquello es hoy parte del anecdotario de algunos “ex combatientes”, cuanto mucho. Hoy se le rinde culto a los “millenials” y a cuanto idiota tablet o iphone dependiente existe. Hoy se celebra que los jóvenes no se metan en política, que las elecciones para centros de estudiantes sean con “free passe” y derecho a un Johnny con energizante, que no pierdan el tiempo con “utopías” y estén “focalizados en su futuro”, como si todo lo señalado más arriba no tuviera que ver precisamente con eso.

No sabemos en qué se funda la definición de “millennials” como sinónimo del ideal de joven, siendo que lo que menos que tiene la inmensa mayoría de ellos son ideales. O sí lo sabemos, pero nos disgusta. Se basa en que para unos pocos es vital tener a la juventud adormecida, atontada, para que sus sueños no se conviertan en pesadilla… como hace 50 años.

Commentarios

comentarios

Mira también

Nunca es tarde

Fue en una conversación casual entre amigos, en estos días calurosos de finde. Por supuesto …