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En febrero de 2011, la entonces diputada Desirée Masi, del Partido Democrático Progresista (PDP), y actual senadora, depositó en una escribanía la suma de G. 133.725.000 a nombre del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). Fue tras ser descubierto que 53 planilleros de su partido estaban cobrando en la máxima instancia electoral, pero no hizo con dinero proveniente de su bolsillo o de sus adherentes, sino con recursos que su nucleación recibe del Estado en concepto de subsidio. Ante esta situación, surge la pregunta: ¿es igual o peor que el caso José María Ibáñez -que devolvió G. 30 millones-, considerando incluso el monto?
ASUNCIÓN.- Desirée Masi, del Partido Democrático Progresista (PDP), en 2011 puso a disposición del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) G. 133.725.000, luego de que sea descubierto que 53 afiliados del PDP cobraron sin trabajar en la Justicia Electoral, en los meses de octubre, noviembre y diciembre.
Para tratar de justificar lo injustificable, Desirée, durante una conferencia de prensa, dijo: “la situación de las personas involucradas está siendo estudiada por el Tribunal de Ética del partido. Ahí se decidirá qué haremos con ellos. Nosotros no mandamos al frente a nadie y decir que los echaremos, no corresponde”. Sin embargo, todo quedó en el folclórico oparei, lo que demuestra su total complicidad en la estafa al Estado paraguayo. Contra ella nadie vociferó, como ella hace con los demás.
Incluso, había reconocido que en algunos casos los afiliados involucrados devolvieron la plata y el resto fue completado con dinero del partido, que es aporte, subsidio y cuotas de los afiliados.
En aquel entonces, los medios de comunicación empezaron a publicar que 53 afiliados de su partido estaban cobrando plata de la Justicia Electoral. Cuando el robo salió a luz, Desirée rápidamente se reunió con el presidente del TSJE, en aquel entonces Alberto Ramírez Zambonini, para indicarle que su partido devolvería la plata y así lo hizo, para quedar impune.
Con estos antecedentes, Masi tiene el tupé de señalar a otro como corrupto y aquí surge una pregunta: ¿el caso de Desirée, es igual o peor que el caso Ibáñez? El ahora exdiputado robó y devolvió 30 millones de guaraníes que cobraron sus “caseros de oro” y Masi G. 133.725.000 de sus planilleros. Aunque el hecho de corrupción es similar, la diferencia en monto es abismal.
