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Dialogar sí, pero sin violar la ley

El diálogo parece estar de moda. Todo el mundo dice que se debe dialogar para solucionar el problema generado por un grupo de senadores añetete que se niegan a aceptar la sentencia de la Corte y el resultado de las elecciones, que ratifican que Horacio Cartes debe jurar como senador de la Nación.

Está muy bien el diálogo. Nadie podría estar en contra, pero hay que sentar muy bien sus bases y aclarar sus objetivos. Porque planteado como lo está haciendo alguna gente, incluido el presidente electo, pareciera que, a través del mentado diálogo, se encontrará la solución al problema.

No señores. La solución está, y muy clara. Hay una sentencia de la Corte Suprema de Justicia, el órgano designado por la Constitución para interpretarla, que dice que Cartes no tiene impedimento ni legal ni constitucional para ser senador activo. Por si fuera poco, fue el candidato más votado en las elecciones de abril pasado y proclamado por la Justicia Electoral. Así que legal y legítimamente no hay nada que pueda impedir que el presidente jure como legislador.

Esa debe ser la base del diálogo. Todo lo demás no es más que literatura. Sabemos muy bien que hay sectores políticos que quieren borrar a Cartes del mapa político, por el gran resentimiento que le tienen y, por su fuera poco, con las mismas intenciones están los poderosos empresarios de medios, Aldo Zuccolillo y Antonio J. Vierci, quienes no perdonan al jefe de Estado haberles privado de los excelentes negocios que hacían antes con el gobierno.

Así que cuando se dé la reunión entre senadores de Honor Colorado y de Colorado Añetete, que anunciara Beto Ovelar, las cosas tienen que estar bien claras. La única salida posible a la crisis es que los añetete que se negaron a asistir a la sesión del Congreso que debe aceptar la renuncia de Cartes cambien de idea y se comprometan a asistir en la siguiente convocatoria.

El diálogo nunca debe concretarse violando la ley o faltando el respeto al Estado de Derecho, porque así no llegaremos a buen puerto y seguiremos teniendo la fama de ser un país irresponsable y poco serio, lo que afectaría gravemente la posibilidad de recibir inversiones extranjeras, que tanto bien harán a la economía local si llegaran a concretarse. Si resulta que hay sectores que solamente obedecen la ley y las sentencias judiciales cuando les benefician, nos ignorarán y lo tendremos merecido.

Esperamos que cuando, hace 2 días, Mario Abdo Benítez dijo que jamás le harán ir contra sus principios ni le obligarán a violar la ley, se haya referido precisamente a esta situación y haya sido un mensaje para sus senadores para que estos rebeldes sin causa entiendan de una buena vez que, en el marco de la ley, todo; fuera de él, nada.

Desde hace 2 semanas este tema acapara toda la información política, cuando que en este momento ya se debería estar hablando de los trabajos de transición que se están llevando a cabo entre el equipo entrante y el saliente. Si no lo hacemos es por el capricho personal de gente que parece no tener nada mejor que hacer. Este país necesita que nos arremanguemos y tiremos el carro todos juntos. Y que dejemos, de una buena vez, de perder el tiempo con estupideces y caprichos personales.

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