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Dice una cosa y hace otra

Cada vez resulta más inentendible la actitud del presidente Mario Abdo Benítez con relación a sus correligionarios de Honor Colorado y, con más énfasis, a Horacio Cartes. Cada vez que puede, habla de unidad, se muestra como el más interesado en que el Partido Colorado supere su crisis interna y pueda funcionar como un conglomerado, recuperando el protagonismo en la vida nacional, algo de lo que está totalmente ausente desde hace tiempo.

Realmente él debiera ser el más interesado en que se concrete la unidad, ya que la única forma de tener una solvencia suficiente para gobernar con tranquilidad es que todo el partido, por el que fue electo, lo respalde en su gestión. Lo que ocurre es que mientras parece gritar su afán de conseguir la pacificación partidaria, en los hechos profundiza cada vez más la división, ya que su actuación es sectaria y su discurso –el otro discurso, no el que le escriben, sino el que le sale espontáneamente- es agresivo e, incluso, ofensivo con HC.

Hay gente que dice que la cabeza de Colorado Añetete –o sea, Abdo Benítez- quiere la unidad, pero que los mandos medios y las bases no están de acuerdo. No creemos que sea así; lo que sí pensamos es que esos sectores no ven ninguna señal cierta de que el líder de su movimiento tenga demasiado interés en limar asperezas, así que ellos siguen con las indicaciones que se les dio –real o imaginariamente- ni bien llegaron al poder. Persiguen a sus correligionarios en la administración pública, por el solo pecado de pertenecer a Honor Colorado.

Por si esto fuera poco, muestra un abierto apoyo a quien usurpa la banca de Cartes en el Senado, Rodolfo Friedmann, quien presume de ser el principal crítico del expresidente, y que, en realidad, no tiene más objetivo que evitar, a toda costa, que recupere el lugar que, por derecho, le pertenece.

 No importa lo mucho que hable de unidad el presidente Abdo Benítez. La verdad es que no hay ningún proyecto de unidad de Colorado Añetete, por lo menos en lo que se refiere a sus correligionarios de HC. De hecho, es cada vez más claro que sí tiene proyectos de este tipo con sectores de la oposición, con los que parece cada vez más compenetrado.

Ya nadie tiene dudas de que las trabas no provienen de Honor Colorado. El movimiento, por expresa instrucción de su líder, ha trabajado por Abdo Benítez, primero en las elecciones y ahora ya en función de gobierno él y de Legislativo los senadores y diputados cartistas.

Si al presidente le interesa la unidad colorada –y debiera interesarle- no hay ningún secreto en lo que tiene que hacer, solamente dejar de atacar al líder del otro movimiento y ordenar a su gente que deje de perseguir a sus propios correligionarios en la función pública. Si consigue hacer eso, lo demás será soplar y hacer botellas.

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