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WASHINGTON.- Los cambios repentinos y el estrés por ingresar a la universidad son los principales factores para sentirse deprimidos. Sin embargo, hay que saber diferenciar cuando se trata de tristeza y cuando se trata de depresión, ya que es necesario tratarlas de maneras distintas.
Todos sentimos tristeza alguna vez, en especial cuando experimentamos cambios bruscos en nuestra vida. El problema reside cuando la tristeza desemboca en una depresión. Esta última es más grave y debe ser tratada por un profesional, mientras que la tristeza suele durar periodos cortos. Existen varias cuestiones que las diferencian y ayudan a combatirlas o en el caso de la depresión, a tratarla.
La tristeza suele invadirnos por momentos y podremos salir de ella haciendo cosas que realmente nos gustan y disfrutamos. Una rica comida, una salida con amigos, una reunión familiar, ver una película o dormir nos ayudarán a transitarla. Es importante permitirse estar triste para superar un dolor, sin embargo, debemos poner empeño y llenarnos de buenos pensamientos para que no se transforme en depresión. Ésta es una enfermedad psicológica que se caracteriza por un sentimiento de vacío, pérdida de apetito, pesimismo, mal humor, sentimiento de culpa, dificultad para concentrarse e incluso pensamientos de muerte y suicido.
Cuando todas estas características se juntan, hemos llegado a un pozo depresivo que no nos deja avanzar. La depresión no deja enfrentar situaciones cotidianas con normalidad y limita la capacidad de enfrentar el día a día. Las emociones están a flor de piel y la vida sucede a cámara lenta. Los depresivos se comportan más lento y tienen la autoestima baja. Cuando sientas alguna de estas situaciones, es necesario que primero hables con familiares y amigos para que comiences a tratar con un especialista tu situación.
