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Luis Aguayo, uno de los líderes de los campesinos que se manifiestan desde hace dos semanas en la capital del país, lanzó una contundente amenaza de que harán “correr ríos de sangre” en caso de que sus pedidos no sean admitidos. Aseguró que irán hasta las últimas instancias para que se apruebe el subsidio para el sector. Los labriegos están cada vez más intransigentes y violentos. La ciudadanía ya está cansada de que sus derechos sean diariamente pisoteados por los miembros de la Coordinadora Nacional Intersectorial, que encabeza la antipática protesta.
ASUNCIÓN.- Aguayo, tras finalizar la reunión entre líderes campesinos y los senadores del Frente Guasu, con la presencia de Fernando Lugo, manifestó que podría “correr ríos de sangre” si no se aprueban sus pedidos presentados al Congreso.
“Acá van a correr ríos de sangre porque a la gente se le acabó la paciencia y el gobierno está jugando sucio. Más que nunca tenemos fortaleza y consistencia“, amenazó Aguayo. Sostuvo que la situación está candente en la calle y que por lo tanto ya no pueden garantizar que contenga más tiempo los ánimos de los manifestantes. Señaló que ya tuvieron mucha paciencia durante dos semanas.
Aguayo manifestó que los dos proyectos de ley se tienen que aprobar en el Congreso. Calificó el plan de contingencia presentada el pasado martes por Poder Ejecutivo como dilatoria, chantajes, migaja y burla al pueblo.
Mientras esto ocurría los campesinos estaban despejando calle Palma para volver a la Plaza de Armas, desde donde prevén salir para realizar más marchas en los siguientes días.
Es importante mencionar que los labriegos incidentaron para que los uniformados accionen contra ellos, lo cual avala la denuncia de algunos parlamentarios sobre intentos de desestabilizar. En ese sentido, los campesinos comenzaron a empujarse entre ellos al no tener un rumbo en concreto y además lanzaron petardos directamente contra la integridad física de los uniformados. Algunos de los productores argumentaron que por culpa de los policías se estaban peleando, pero los agentes no reaccionaron ante los agravios de los manifestantes.
Esta situación provocó que tanto clientes como comerciantes optaron por encerrarse en los negocios ante el temor de que sucedan hechos vandálicos.
ESTÁ IMPUTADO
En octubre del año pasado, la fiscala Nadine Portillo imputó al secretario general de la Mesa Coordinadora de Organizaciones Campesinas (Mcnoc), Luis Aguayo, y a otros 21 representantes de organizaciones por lesión de confianza. El Ministerio Público detectó presuntas irregularidades que ocasionaron un perjuicio patrimonial al Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (INDERT) de G. 4.077.790.616, ya que se firmaron diferentes proyectos para ayudar a las familias ubicadas en los asentamientos campesinos. Sin embargo, los mismos no fueron realizados.
La denuncia fue presentada el 25 de junio del año 2014 por el actual presidente del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), Justo Pastor Cárdenas.
Según refiere la imputación, en el transcurso del año 2011 (durante el gobierno de Fernando Lugo), el entonces titular del Indert, Marciano Barreto Leiva, y en uso de sus atribuciones legales, habría decidido suscribir convenios con distintas organizaciones campesinas, organizaciones sin fines de lucro y organizaciones no gubernamentales; de modo a que presenten proyectos en relación al Apoyo a la Agricultura Familiar en Materia de Seguridad Alimentaria, en base al Fondo de Inversiones Rurales para el Desarrollo Sostenible (FIDES).
En ese contexto, la Fundación Nación Guaraní recibió la suma de G. 1.225.000.000; la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Rurales e Indígenas–Conamuri, G. 180.251.000 y la Organización Regional de Concepción OCRC, G. 663.087.725.
En tanto, la Asociación Nacional de Productores Agropecuarios-Anapa firmó el convenio por la suma de G. 1.009.451.891, y finalmente la Mesa Nacional Coordinadora de Organizaciones Campesinas-MCNOC por G. 1.000.000.000.
PIQUETEROS PROVOCARON A LOS POLICÍAS PARA QUE LOS REPRIMAN
Los campesinos piqueteros, además de irritar a los automovilistas, también se lanzaron contra los policías, para el efecto quemaron colchones en cada esquina del microcentro de la capital. Instalaron barricadas en cada bocacalle y todos los accesos para ingreso y salida, lo que hizo que Asunción colapsara.
En algunos sitios, quemaron colchones y luego se fueron del lugar. Ante esta situación, los bomberos de la Policía tuvieron que apagar el fuego y los funcionarios de Aseo Urbano del municipio limpiaron los residuos dejados.
De esta forma se intensificó la marcha sobre las calles Iturbe y Teniente Fariña, se observaba cómo los campesinos desafiaban a los policías apostados en el sitio para garantizar que no ocurran incidentes.
“Somos hermanos, carajo. Sus madres y padres lucharon para que se reciban, carajo. Únanse a la lucha, no sean cobardes”, gritaba una de las mujeres. Los campesinos violentaron varios artículos de la Constitución Nacional para hacer valer su poderío en la vía pública y exigir el cumplimiento de sus demandas, es decir que el Estado pague por ellos las millonarias deudas (USD 34 millones) que tienen con la banca privada y que en la mayoría de los casos no tiene nada que ver con la producción agrícola.
