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Disidencia inició fase declinante

Cada vez resulta más evidente que la precandidatura de Mario Abdo Benítez está haciendo agua por los cuatro costados. El desbande de dirigentes de base con bastante caudal electoral es muestra clara de que los números no les cierran y que prefirieron apostar por un ganador y no permitir que los siga engañando quien desde el comienzo mostró un absoluto desinterés sobre las necesidades reales de sus electores.

Lo que está ocurriendo en la disidencia no es inesperado, sino fruto de una campaña mal planteada desde el comienzo, cuando sus creadores mostraron una absoluta falta de conocimiento de la ciudadanía, pensando que los paraguayos nos habíamos quedado en el siglo pasado, cuando ganaba las elecciones el que más duro y grosero era con su contendiente.

El electorado paraguayo ha evolucionado de tal manera que hoy muestra a las claras el hastío que le produce ese enfrentamiento estéril, en donde parece que la competencia se basa en quién lanza el insulto más ofensivo, y no en quién tiene el mejor programa de gobierno. Esto ya forma parte del pasado, de la “vieja política” a la que, desde luego, representa el añetete, al que, al fin y al cabo, es difícil pedirle que renuncie a sus orígenes.

Primero dijeron que el motivo por el cual hay una seguidilla de fugas de la disidencia al oficialismo era porque en el movimiento de Abdo Benítez se debía poner una verdadera fortuna para lograr un lugar “entrable” en la lista de precandidatos a las cámaras del Congreso, lo que hacía que solamente millonarios y mafiosos podían integrarla.

Pero hay una fuerte versión de que el problema fundamental es que cada vez hay más dudas de que el precandidato pudiera hacer un papel más o menos digno en las internas de diciembre próximo. Y claro, si Abdo Benítez pierde ante Santiago Peña, lo más probable es que sus listas tanto para el Congreso como para las gobernaciones y las juntas departamentales corran con la misma suerte. Si a esto se suma la plata que tuvieron que dar los precandidatos, resulta que nadie está dispuesto a correr un riesgo tan alto.

La última fuga parece un golpe bajo al mismo Marito, puesto que proviene de su entorno más cercano. Maru Crichigno parecía la precandidata ideal para conseguir el apoyo no solo de las mujeres, sino también de los hombres de Asunción. Hermosa, joven, exitosa, tenía los ingredientes necesarios para arrasar en las internas. Por si todo esto fuera poco, tenía el rechazo del sector más machista del movimiento, lo que de por sí ya la hacía potable para todos los que pretendían mostrarse modernos y revolucionarios.

Pero se fue Maru. Ayer se supo que había renunciado a su precandidatura, y lo que se dice es que se lo pidió el presidenciable, ante la evidencia de que, a pesar de todos sus atributos, las encuestas la dejaban muy mal posicionada con respecto a los precandidatos de Honor Colorado.

El problema que sufre Colorado Añetete es que Maru no es la única mal posicionada en las últimas encuestas. También su precandidato a la Presidencia de la República ha ido bajando de porcentaje mientras que el oficialista Peña sube cada vez más. Así que lo ocurrido con Crichigno no es más que el reflejo de una campaña que estuvo mal armada desde el vamos.

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