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Pasaron más de 3 meses desde que asumió el nuevo Senado y desde entonces continúa la situación irregular de que en su seno, la Cámara alberga a 2 usurpadores, Rodolfo Friedmann y Mirta Gusinky, que no fueron ni electos ni proclamados para el cargo, mientras están fuera, violando sus derechos elementales, quienes son los verdaderos propietarios de esas bancas.
ASUNCIÓN.- Rodolfo Friedmann y Mirta Gusinky usurpan las bancas que les corresponden a Horacio Cartes y Nicanor Duarte Frutos, quienes fueron electos por el electorado en los comicios de abril pasado, y proclamados por la Justicia Electoral. Sin embargo, por una jugada de Fernando Lugo, quien en ese momento era presidente de la Cámara, no fueron convocados a jurar, y sus lugares son ocupados por los “truchos”.
Si bien es cierto que Cartes manifestó recientemente, según el senador Juan Darío Monges, que ya no se iba a dar su juramento, lo cierto es que resulta inadmisible que esta situación irregular continúe como si fuera normal. Es extraño que los senadores actúen como si todo fuera normal, sin tener en cuenta que cualquier decisión de la Cámara podría ser apelada ante la Justicia ya que en su seno se encuentran 2 personas que no tienen derecho a ello.
Gusinky, posiblemente consciente de su situación irregular, intenta pasar lo más desapercibida posible. Pero Friedmann, altanero y petulante como siempre, en todas las sesiones aprovecha el estadio de oradores para formular alguna nueva denuncia contra Cartes, el verdadero dueño de la banca que él usurpa.
Hace 3 semanas amenazó con que presentaría una denuncia ante la Fiscalía, pidiendo que se investigue al expresidente por lavado de dinero y tráfico de drogas, supuestamente basado en una investigación de la DEA, del año pasado. Este anuncio lo hizo después de reunirse con el presidente de la República, Mario Abdo Benítez.
Luego de que, desde Estados Unidos, desmintieran la realización de ese informe y aclararan que los datos están basados en uno muy viejo y que ya fue desechado, Friedmann pareció “olvidar” su amenaza y jamás se acercó a la Fiscalía, puesto que, una vez más, lo único que hizo fue lanzar acusaciones absurdas y sin sentido, solamente por el temor de que, alguna vez, primen la Constitución y el Código Electoral, y convoquen al expresidente a jurar como senador.
