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Duermen con hambre

Periódicamente los organismos oficiales divulgan datos sobre los niveles de pobreza en Paraguay. Se suscita entonces una suerte de polémica donde se buscan culpables de la situación. Para los opositores, (ahora generalmente son del mismo partido), y también los otros (aunque ahora no saben qué rumbo tomar), el dato siempre es un arma más que nada para llevar un poco de agua hacia su molino. A nadie le importa nada, en serio, solo forman parte de las estadísticas, como estiman los desaprensivos, que menosprecian este tipo de datos como punto de partida para cambiar las cosas.

Pero ahora, alguien fue más creativo y dio un dato francamente estremecedor. Que no podía pasar desapercibido. Al hablar de la pobreza extrema que aumentó en el Paraguay lo ilustró de manera bien expresiva. Dijo…335.000 personas duermen con hambre todos los días en nuestro país.

Uno no puede más que detenerse a pensar  en la tristeza del dato.

Consultado posteriormente un economista sobre la magnitud de la cifra dijo que la pobreza extrema, aquellos que no tienen nada de nada, va aumentando y se extiende exponencialmente en épocas de damnificados y demás, que últimamente, están menudeando. Hay que sumarles entre 50 y 70.000 personas más en ese momento, dijo.

La pobreza extrema, aquella de los que duermen con hambre, tiene lugar en los cinturones habitacionales de las grandes ciudades, pero sobre todo en el campo, en el área rural, donde el problema está más extendido.

En el mismo contexto se divulgó otro dato que no deja de ser alentador. Controversialmente, la pobreza de tono general, se redujo, aunque parezca un dato mentiroso. De 28% en el 2013 bajo al 24% en el 2018.

El mismo economista sostuvo luego en la entrevista que para la reducción de la pobreza extrema jugaban un papel preponderante aunque transitorio, los organismos del Estado, encargados de la asistencia.

Mencionó que durante el gobierno anterior la labor de los mismos se potenció de manera extraordinaria y se crearon algunos más, entre ellos, programas modelos de asistencia a la tercera edad, que, aunque usted no lo crea, engrosan las filas de los paraguayos indigentes.

Se logró asimismo un notable avance contra la pobreza en general, obteniéndose una reducción que aunque no fue muy significativa fue apreciable, porque el dato progresaba- para arriba- año a año.

Estos programas de asistencia social deben ser mantenidos y potenciados para lograr bajar esa cifra que avergüenza. No hay otra solución por el momento.

Entretanto, trabajar duro para asistir cada vez en  mayor medida  a la gente del campo, y crear fuentes de empleo para miles de jóvenes que se suman contantemente al mercado laboral.

Son, en realidad, fórmulas consabidas, pero…

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