Los candidatos de las diferentes listas de la UNA no debatieron ideas ni compitieron por el mejor programa de gobierno, sino por quién daba el mejor whisky o la mejor fiesta.
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Duró poco la primavera del movimiento estudiantil

El movimiento estudiantil paraguayo ha vuelto a retomar su cara más fea, la que durante años impidió que los jóvenes pudieran ser protagonistas de un cambio real. Una campaña para la Presidencia del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), ha mostrado con crudeza esta realidad. Los candidatos ofrecen bebidas alcohólicas, sortean autos y viajes al exterior y agreden con violencia a trabajadores de la prensa. Es la decadencia del gremialismo universitario.

ASUNCIÓN.- No se cumplió ni 2 años de aquel 21 de setiembre de 2015, cuando la inquebrantable decisión de los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción de enfrentarse a la corrupción existente en la institución generó un cambio desde los cimientos en el sistema educativo universitario. A ellos se les sumaron los jóvenes secundarios, que después de una denodada batalla, consiguieron la renuncia de la entonces ministra de Educación y una serie de modificaciones en la educación media.

Parecía entonces que, por fin, la educación paraguaya iba a responder a las verdaderas necesidades de la población y saldría del atraso y la mediocridad a la que la habían condenado tantos años de gobernantes inescrupulosos y ciudadanía indiferente.

Pero duró muy poco esta primavera estudiantil. Asediados por los de siempre, los corruptos, los venales y mediocres, el sector que había puesto el pecho como muralla emprendió la retirada en silencio, cansado de ver cómo sus conquistas eran utilizadas por esos a los que poco o nada les interesaba la educación de calidad por la que estos chicos habían peleado.

Ahora se siente con fuerza la absoluta decadencia del movimiento estudiantil universitario. Muy atrás quedó ese grito de guerra del #UnaNoTeCalles que hizo salir a la gente de sus casas. Volvieron los de siempre, los que, en realidad, jamás se fueron sino que permanecieron escondidos en la sombra, a la espera de este momento.

La campaña interna para la elección de las autoridades del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNA ha servido para mostrar el grado de podredumbre que está hoy más vigente que nunca. Los candidatos de las diferentes listas no debatieron ideas ni compitieron por el mejor programa de gobierno, sino por quién daba el mejor whisky, la mejor fiesta o el mejor regalo para la rifa de sus adeptos.

En la fiesta de cierre de campaña de una de las listas, donde abundó el alcohol, el reggaetón y el descontrol, los organizadores (futuras autoridades del centro) llegaron al colmo de agredir a los periodistas que hacían la cobertura del evento.

Hasta en tiempos de la dictadura el papel de los centros estudiantiles era más digno, con mayor capacitación y debates de ideas. Pareciera que ha llegado definitivamente la decadencia del gremialismo universitario.

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