Estados Unidos y Corea del Norte afrontan una histórica e inesperada cumbre tras casi siete décadas de enemistad, durante las cuales se enfrentaron en una cruenta guerra y atravesaron fases de tensión máxima hasta muy recientemente. El encuentro entre Donald Trump y Kim Jong-un será el 12 de junio en Singapur.
WASHINGTON.- Estas conflictivas relaciones tienen sus raíces en la división de la península de Corea y el nacimiento del régimen dinástico de los Kim en los albores de la guerra fría, acontecimientos que desembocaron en una contienda civil intercoreana (1950-1953) donde también intervinieron EE.UU., China y la URSS.
Desde aquella guerra, considerada el primer “conflicto caliente” donde Washington y Moscú compitieron por imponerse en el nuevo orden mundial incipiente a mediados del siglo XX, Estados Unidos y el Norte han intercambiado constantes amenazas y provocaciones que han hecho temer en varias ocasiones con un nuevo choque bélico.
La fase más reciente de hostilidad coincidió con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump a comienzos de 2017, que marcó el inicio de una intensa actividad armamentística de Pyongyang a la que el nuevo ocupante del Despacho Oval respondió con una campaña de presión máxima e insinuaciones de ejecutar un ataque preventivo.
Contra todo pronóstico, los tambores de guerra dejaron paso a un proceso de acercamiento intercoreano impulsado por el presidente del Sur, Moon Jae-in, y facilitado por la disposición al diálogo del líder del Norte, Kim Jong-un, y su suspensión de los ensayos nucleares y de misiles.
La histórica cumbre entre Norte y Sur del pasado abril allanó el camino para el encuentro previsto para el 12 de junio en Singapur entre Trump y Kim, al culminarse con un compromiso para la “completa desnuclearización” de Corea y para establecer la paz permanente en la península.
A pesar del optimismo generado por aquel encuentro de cara a la esperada cita entre Washington y Pyongyang, los preparativos para la cumbre han sido un tira y afloja en el que ha vuelto a aflorar la desconfianza y la aversión entre ambas partes, lo que por momentos dejó en el aire la celebración de la reunión.