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Mientras se desgañita armando conferencias de prensa y lanzando comunicados, pareciera que el presidente del PLRA, Efraín Alegre, se va quedando solo ya que no son solamente los llanistas quienes apoyan la idea de la enmienda, según la senadora Blanca Lila Mignarro, sino que hay varios oficialistas que han decidido cambiar de postura, porque han captado que el pueblo liberal está a favor.
ASUNCIÓN.- Ayer se reunió un importante número de dirigentes de base para analizar el tema de la enmienda, que el oficialismo, Frente Guasu y el llanismo pretenden presentar en el Senado, y se dio la sorpresiva situación de que había una mayoría a favor de aprobarlo, lo que indica que la situación ha cambiado sustancialmente en el PLRA, que meses antes, por mayoría de convencionales, había decidido rechazar todo intento de reelección, respondiendo, más que nada, al deseo y obsesión de Alegre.
Mignarro comentó que en la reunión no se tomó ninguna decisión ya que la idea era escuchar a los dirigentes, dando oportunidad a todos a expresar su opinión. Dijo que lo que se notó es que existe una mayoría que siente simpatía por una chapa que esté compuesta por Blas Lanzoni y Fernando Lugo.
Explicó que la forma más sencilla de decidir la reelección es la enmienda, puesto que para la reforma, “a mí me preocupa mucho el poco tiempo, y quiero hacer otras cosas en la reforma, como que el vicepresidente tiene que ser presidente del Congreso. La Constitución Nacional es un contrato que tenemos con toda la sociedad”.
Negó que alguna vez haya recibido ofrecimiento de dinero para apoyar la enmienda, y agregó que aproximadamente el 90% de los dirigentes liberales están a favor del proyecto, lo que indicaría que el Senado tendrá más que los 23 votos necesarios para aprobar el proyecto.
Esto podría significar la muerte política de Alegre, cuyo único objetivo, desde siempre, fue utilizar al PLRA como plataforma para encabezar una concertación opositora en el 2018. Por eso, una de las primeras cosas que hizo fue exigir que el partido se pronunciara en contra de la reelección, por cualquier vía, puesto que debía frenar como fuere a sus dos grandes pesadillas, Fernando Lugo y Horacio Cartes. Si sus correligionarios cambian de postura, lo harán como un pase de factura por sus múltiples errores desde que asumió la presidencia partidaria.
