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Los consumidores tienen temor de consumir peces y las ventas del producto, en vez de dispararse en vísperas de la Semana Santa, están cayendo. Juan Genes, acopiador de la zona de Zeballos Cué, indicó que desde hace dos semanas las ventas cayeron drásticamente. “No son pescados hallados muertos los que queremos vender. Sacamos los que están vivos, con espinel”, afirmó. La situación de estos trabajadores se está volviendo insostenible.
ASUNCIÓN.- La mortandad de peces registrada en el río Paraguay está desatando una crisis en el sector pesquero. Los pescadores y comerciantes están sufriendo una abrupta caída de las ventas de sus productos.
Preocupados por esta situación, los pescadores, acopiadores y vendedores de pescados se presentaron ayer en la sede del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES), para exigir al ministro Ariel Oviedo acciones inmediatas para paliar la nula venta de sus productos tras la mortandad de peces.
Pidieron certificaciones de salubridad para que retorne la confianza de los clientes. Mientras tanto, en el Mades le dijeron que Senacsa se encargará de garantizar la sanidad de los pescados.
Por su parte, Juan Genes, acopiador de pescados, indicó que urgen que el ministro aclare si es que se puede o no consumir los productos que tienen en stock. Agregó que tienen miles de kilos de pescados conservados a la espera de su comercialización.
“Yo tengo 5 mil kilos congelados, y no puedo vender hace dos semanas ya. No tenemos más salidas. Todos los acopiadores pagan impuestos en el ministerio, en lo que se refiere a la habilitación y traslado de productos. Necesitamos respuestas”, se lamentó Juan Genes.
Agregó que son buenos productos, son pescados lindos. “No es como dice la gente que sacamos del río peces muertos. Pedimos que se acerquen a las pescaderías, que vengan a comprar, porque necesitamos. Las autoridades también deben incentivar el negocio, hay mucha gente que está sufriendo detrás de de todo esto”, apuntó.
El acopiador aseguró que los pescados que tienen para la venta son extraídos vivos mediante un espinel del río y no recogidos muertos tras aparecer en las costas o flotar en medio del agua.
