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ASUNCIÓN.- A casi 10 meses de la asunción del nuevo gobierno, cada vez resulta más evidente que la primera promesa que hizo el presidente, de que su gobierno combatiría duramente a la corrupción, caiga quien caiga, fue solo dicho en el calor del entusiasmo, sin demasiado intención de cumplirla. A pesar de las denuncias que hay en contra de varios integrantes de su entorno, hasta ahora ninguno ha caído; al contrario, a varios ha dado su apoyo público, contradiciendo su compromiso.
Algunos dicen que la prueba de que el presidente piensa cumplir con su promesa y no proteger a ningún corrupto es que el diputado abdista Ulises Quintana sigue preso en Viñas Cué. Sin embargo, aunque del movimiento Colorado Añetete, el esteño no fue nunca del entorno cercano a Abdo Benítez. Es cierto que tiene apoyo en Alto Paraná, y es un dirigente reconocido localmente, pero nada más.
Y aun así, sin ser un personaje de peso dentro del movimiento, la cúpula añetete presionó a la Fiscalía para que le concediera medidas alternativas a la prisión. Si no está libre, no fue porque el gobierno no intentara tener una abierta injerencia en la Justicia, sino porque los fiscales de la causa resistieron las presiones.
Pero los que importan, que están al frente de instituciones del Estado que debieran ser manejadas por personas con reconocida probidad y capacidad, esos tienen la protección indiscutible del presidente, por más que las denuncias en su contra sean cada vez más contundentes.
En el mismo gabinete hay varios ejemplos, como la presidenta de Petropar o el ministro de Educación, quien no tiene denuncias por hechos de corrupción sino por una soberana incapacidad para estar al frente de uno de los ministerios que debieran ser de los más importantes para el Estado.
Entre todos los casos, el más obvio es el del presidente de la Cámara de Diputados, Miguel Cuevas, quien tiene un rosario de acusaciones en su contra y que, de ser imputado, correrá la misma suerte que Quintana, o sea, prisión preventiva, porque se lo acusa de enriquecimiento ilícito.
En lugar de desmarcarse del legislador, Abdo Benítez abiertamente lo respalda, sentándole a su lado en el palco oficial en obras que inaugura en Paraguarí, el departamento del que Cuevas fue gobernador y en donde habría conseguido volverse, de humilde zapatero a multimillonario.
Cada vez parece más poco creíble la tan mentada frase de “caiga quien caiga”. Hay una percepción bastante seria de que, si alguno cae, no será nadie del entorno cercano al jefe de Estado.
