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El circo de Maduro

Es cierto que los problemas que tiene el pueblo venezolano son demasiado serios para perder el tiempo en estupideces. Hay tantas violaciones a los derechos humanos, a la libertad de expresión y de pensamiento, ordenadas por Nicolás Maduro, que uno pensaría que no es adecuado ni oportuno fijarse en las payasadas de sus esbirros más cercanos.

Pero no podemos dejar de ver que el dictador del país caribeño tiene una cualidad especial para elegir a quien esté al frente de su Cancillería, ya que tanto Delcy Rodríguez antes como Jorge Arreaza ahora parecen calcos del mismo Maduro, así de locos, desequilibrados y mesiánicos.

El canciller venezolano dijo en Twitter que el presidente Horacio Cartes es fruto de un golpe de Estado, a espaldas del pueblo paraguayo. Y sí, ese es el riesgo y, quizás, el atractivo de las redes sociales, que cualquiera puede decir lo que le venga en ganas y lanzar acusaciones sin necesidad de presentar pruebas de ninguna laya.

Arreaza está enojado porque los gobiernos de Brasil y Paraguay mantienen una firme postura en contra de que Venezuela siga formando parte del Mercosur. Tanto Cartes como Michel Temer tienen razones bien valederas para esto puesto que el gobierno de Maduro no ha cumplido ni los mínimos requisitos para ser socio pleno del bloque regional.

Pero, en lugar de analizar la situación y buscar la manera de limpiar sus antecedentes, lo que hacen el delirante presidente del país caribeño y sus esbirros de Relaciones Exteriores es defenderse atacando, para lo cual no tienen ningún problema en inventar cuentos de terror pretendiendo, con eso, desacreditar a quienes lo rechazan con argumentos legales y bien concretos.

Si de algo nadie duda es del origen legal y legítimo del gobierno de Cartes, quien en el 2013 asumió la Presidencia de la República con más del 60% de los votos, en unas elecciones que fueron reconocidas limpias y transparentes por observadores internacionales de varias organizaciones.

A lo mejor el canciller venezolano podía haber buscado otros recursos para atacar a Cartes y Temer, pero utilizó el más ridículo de todos, fácilmente rebatible por cualquiera. Aunque, quizás Arreaza no quiso lanzar ninguna acusación seria, sino una bien ridícula como para conseguir la atención de la prensa internacional y del mismo gobierno paraguayo, que, ante tamaña estupidez, se vio en la obligación de reaccionar y hacer llegar al embajador venezolano en nuestro país una nota en la que rechaza las expresiones del funcionario de Maduro.

Así que Maduro y su payaso convertido en canciller se salieron con la suya. Su payasada distrajo la atención de la opinión pública internacional sobre el terrible drama que vive el pueblo venezolano, con violencia, persecuciones, presos políticos y permanentes atentados a la democracia.

Debemos estar atentos, porque esta no será la única jugarreta del circo de Maduro. Y mientras Paraguay mantenga su postura, firme y decidida en contra de la permanencia de Venezuela en el Mercosur, vaya uno a saber con qué otra estupidez se saldrá.

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