ADN Digital
Ulises Quintana mascaba el freno, furioso. No podía creer que ninguno de los “amigos” que cosechó en las pasadas elecciones, no pudiera sacarlo de la cárcel. Pataleaba en todos los ámbitos, chicaneaba, presionaba, amenazaba con “revelar todo lo que sabía”, pero no había caso. Silencio.
Pasaban los meses y el “paisaje” de Viñas Cué ya le resultaba intolerable.
Es que la mano venía mala. Nadie se animaba. El negocio de las drogas es un asunto muy jodido y la Fiscalía hablaba de “indicios sólidos”, es decir, pruebas importantes que lo incriminaban.
De pronto, las cosas volvieron a la “normalidad” en la Justicia paraguaya. Apareció una jueza absolutamente desconocida hasta entonces, Magdalena Narváez, quien de un plumazo decretó la libertad del encausado y santas pascuas.
Primero todo el mundo quedó boquiabierto. Luego surgieron algunas críticas medio obligadas para ciertos legisladores, hasta que poco a poco el asunto fue subiendo de tono.
Alguien le preguntó a la Narváez si cómo había admitido como fianza un inmueble embargado, y entonces ella, muy suelta de cuerpo, admitió tranquilamente que no había leído todo el expediente. Unos 20 tomos, ipukueterei.
La Fiscalía apeló y entonces el pelota tata pasó a segunda instancia. Está ahí ahora. Y la pregunta es… ¿qué harán los magistrados con el caso? Le darán luz verde a la sentencia de la jueza Narváez, incluso con su “error” a cuestas, o tocarán las campanas y evidenciarán que efectivamente hay un nuevo tiempo en la justicia paraguaya y rectificarán lo hecho por la misma con lo que el legislador Añetete deberá volver a prisión a las resultas del proceso.
Pero no solamente el tribunal de alzada está a prueba. También el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, el JEM, está calladito. No interviene, lo cual es un mal síntoma. Causales hay y la ciudadanía espera el condigno castigo a la jueza Narváez y su “error”.
Entretanto Ulises corretea, feliz, en libertad, comprobó que las cosas en la corrupta justicia siguen igual, por lo cual es posible pensar en postularse quizás hasta a la … Presidencia de la República.