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El gran papelón

La degradación de la política y de los políticos resulta vergonzosa. Basta que cualquier medio publique alguna información que, a primera vista, podría ser redireccionada contra el gobierno, para que algún legislador o dirigente partidario, sin siquiera leer todo el texto, salga a la velocidad de la luz a formular alguna “grave denuncia”, que después causa risa, aunque antes provoca ataques de histeria entre sus seguidores que se expresan en el mundillo de las redes sociales. Es lo que pasó con las supuestas “bailarinas del MOPC” y el fiasco que protagonizó ayer la senadora del Frente Guasu, Esperanza Martínez.

En su edición electrónica del lunes, ya cerca de la media noche, el diario Última Hora divulgó un artículo titulado “Arman carnaval en pleno congreso sobre vialidad”. Y en el desarrollo de la información destaca que pasistas encarnacenas ingresaron al evento  organizado por la Asociación Paraguaya de Carreteras (APC), “sambando con poca ropa, como si fuera febrero”. Todo podría quedar en el terreno de lo anecdótico si no fuera por un banner del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, que había quedado tras la ponencia realizada por el viceministro de dicha cartera, Manuel Cano. Y ésta fue la base del “escándalo”.

“Lamentable!!! El ministro del MOPC contrata bailarinas para la apertura de sobres!!!”, afirmó en su cuenta de facebook la desinformada senadora. Y agrega que “en primer lugar, el Pte Cartes saca un video donde habla de la austeridad y los recortes de beneficios a los trabajadores. Y esto es que ministro?? En segundo lugar estamos cansadas las mujeres que desde el Estado se mantengan estas prácticas machistas donde las mujeres somos objetos de decoración!!!”. Espero se disculpe con las mujeres y pague Ud. de su bolsillo este momentos de alegría para los empresarios oferentes!!” (sic).

Semejante papelón no tiene nombre. Equivocó de organizador, la naturaleza del encuentro, baile de pasistas de una comparsa con decoración, y todo esto en el marco de un atropello inmisericorde al idioma castellano. Pero lo peor del caso es que, habiendo transcurrido varias horas del fenomenal despiste, Esperanza Martínez en ningún momento esbozó un pedido de disculpas, no se retractó de algún modo más “elegante” y ni siquiera borró de su muro el cúmulo de disparates que logró decir en tan pocas palabras.

Si el objetivo de la senadora y su grupo es simplemente desacreditar la gestión del gobierno y predisponer a la ciudadanía en su contra, lo cual resulta más que obvio, al menos deberían ser más respetuosos hacia los paraguayos y presentarnos hechos de la realidad, no está fantochada que se desplomó en un abrir y cerrar de ojos, dejándolos en el absurdo.

Lo que evidencian con estas conductas payasescas es que se quedaron sin discurso político ante las numerosas obras de infraestructuras que se están llevando a cabo, los programas sociales en desarrollo, las iniciativas para eliminar en la función pública los dobles y triples “aguinaldos encubiertos”, el ajuste anual del salario mínimo y la estabilidad económica en un contexto regional adverso, por citar algunos ejemplos. Y entonces apelan a los manotazos de ahogado, revelando su total impotencia.

Tanto Esperanza, como el Frente Guasu y, en general, los detractores del gobierno, deberían asumir que no pueden seguir con el mismo discurso del primer tramo de la presidencia de HC, cuando la prioridad era “ordenar la casa” y poner en perspectivas los proyectos que ahora están dando frutos.

Tienen la necesidad de reubicarse en el escenario político y plantear, si creen que pueden hacerlo, un proyecto superador al del oficialismo. De lo contrario, el gran papelón en el que incurrieron con “las bailarinas del MOPC”, quedará un poroto en relación a los venideros.

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