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El país celebra, ellos lloriquean

En menos de 24 horas se produjeron dos noticias de máximo interés para la República. El rechazo de la demanda contra el Estado paraguayo que había presentado tiempo atrás la aseguradora italiana SACE, en el marco del sonado “caso Gramont”, librándonos así de tener que pagar una deuda espuria de 100 millones de dólares, heredada de la dictadura stronista. Y la nueva incursión exitosa del Paraguay en los mercados financieros internacionales, en los que ayer colocó bonos soberanos por valor de 500 millones de dólares, a 10 años de plazo y una ventajosa tasa de interés del 4,7%.

En el primero de los hechos, la victoria judicial marca un hito en la defensa de los intereses nacionales, al abortarse un grave intento de “manoteo” a las arcas públicas, es decir, a nuestro patrimonio; en tanto que lo segundo representa, además de la obtención de dinero para honrar compromisos y desarrollar obras de infraestructura, la ratificación de la confianza de la que goza el país en el mundo financiero y un duro revés para los traidores a la Patria, que demuestran su amargura sin disimulo al ver frustradas sus ansias de boicotear esta operación de fundamental importancia.

El fallo de la Justicia estadounidense contra las pretensiones de SACE es motivo de celebración no solo porque se evitó un vil despojo, sino también por las consecuencias positivas que arroja.

Por un lado, el Estado paraguayo podrá disponer de manera más conveniente de las reservas internacionales, que hasta ahora se mantuvieron en el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) con sede en Basilea, Suiza, a resguardo de eventuales embargos precisamente a raíz del “caso Gramont”, pero sin redituar intereses u otros beneficios. Sin embargo, una vez que la sentencia quede firme, sea porque la aseguradora italiana no apela o porque es confirmada en segunda instancia, éste u otro gobierno podrá colocar una parte de los 7.000 millones de dólares en otros bancos, que ofrezcan todas las garantías del caso, incluyendo tasas de interés que representarían importantes fuentes de ingreso.

Por otra parte, la superación de esta lacra que arrastramos desde hace años, implicará también una mejora en la calificación internacional del Paraguay, lo que se traducirá, por ejemplo, en que sus bonos podrán ser negociados en condiciones aún mejores y, en general, el acceso al crédito se daría en condiciones más favorables.

Respecto a los bonos, solo cabe decir que se ofertaron por valor de US$ 500 millones y que la demanda de los inversionistas, más de 150, alcanzó US$ 3.000 millones, fenómeno similar al acontecido el año pasado. Pero hay algo más. La tasa de interés experimentó incluso una leve mejoría con respecto al 2016, descendiendo del 5% al 4,7% en esta ocasión, al mismo plazo de 10 años, a pesar de la campaña política y mediática destinada a presentarlos como “truchos”.

¿Cómo no celebrar entonces el fallo de la Justicia de los Estados Unidos a favor de los intereses paraguayos? ¿Cómo no festejar una colocación exitosa de los bonos, que refleja el buen desempeño económico de la última década y los avances institucionales recientes, los cuales nos hacen confiables?

Los únicos que no tienen motivos para el contento son, como es lógico, los directivos de SACE. Pero a estos rapiñeros se suman en el plano local quienes, aunque parezca mentira, no logran ocultar su amargura cuando al Paraguay le va bien. Los que preferirían vernos hundidos en el fango, para ellos presentarse como nuestros “salvadores”. Los que, como “Marito”, Desirée, Zuccolillo y Vierci, hicieron de todo para destruir la imagen de la nación ante el mundo entero.

Pero no pudieron. Por eso lloriquean, mientras el país celebra con sobrados fundamentos.

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