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El paraíso de Mahoma

Eso es nuestro país para los narcotraficantes, sobre todo para los que son detenidos en alguno de los pomposos y promocionados operativos recientes. El caso de Marcelo Pinheiro, conocido como “Piloto”, deja al desnudo algo que ya sospechábamos desde hace un tiempo, que hay una tendencia a dilatar los pedidos de extradición de personas implicadas en el narcotráfico y que son requeridos por otros países.

Piloto no quiere que se lo extradite al Brasil, país que lo requiere por un caso de producción de documentos falsos y tráfico de armas, en donde debía acudir a una audiencia preliminar. Pero, a través de una clara chicana, recusó a la jueza de la causa en nuestro país, con lo cual logró evitar, por lo menos por ahora, la extradición.

Eso no significa que quede en libertad, desde luego, pero sí que seguirá gozando de unas condiciones de prisión muy diferentes a las que le esperan en el vecino país, puesto que aquí, no solo disfrutará de lujos no acostumbrados en una cárcel común, en cualquier otro país que no sea el nuestro, sino que además gozará de la libertad suficiente como para continuar con sus negocios, sin ningún tipo de traba.

Y como Piloto, todos los demás presuntos narcos que están presos; nadie fue dado de baja, todos continúan haciendo truculentos negocios que les siguen dando excelentes beneficios. Aunque hace unos años hubo un intento de que el Estado se quedara con los bienes de los acusados de estar involucrados en el tráfico de drogas, todo quedó en la nada luego de que el Senado decidiera que una ley de esta naturaleza sería inconstitucional, ya que violaría el principio de la presunción de inocencia.

Si se pretende esperar que el detenido sea condenado antes de expropiarle sus bienes, para ese momento ya no le queda nada, porque lo transfirió todo a prestanombres, así que puede seguir disfrutando de su fortuna, y seguir aumentándola a través de los negocios que continúa concretando desde su lugar de reclusión.

Muy bien, este es el panorama y la explicación por la cual los narcos no quieren ser extraditados, y tiene bastante lógica. Nadie querría dejar un paraíso e ir a otro lugar en el que se respetan las normas y pasaría a ser un preso común, sin privilegios y sin posibilidad de continuar con su “empresa”.

Pero miremos la cuestión desde otro punto; ¿cuál es el motivo por el cual nuestras autoridades dilatan los procesos de los presuntos capos del narcotráfico? Si actúan de manera tan eficiente cuando la Justicia de los Estados Unidos requiere a un procesado, como en el caso los involucrados en la corrupción de la FIFA, ¿por qué no se puede actuar de igual manera cuando los sospechosos están involucrados en el mundo del narcotráfico?

Uno pensaría que a las autoridades paraguayas les resultaría hasta más cómodo y barato deshacerse de personajes tan peligrosos que no dan ningún beneficio al país con su permanencia en él. Pero resulta que no es el caso; así como los presuntos delincuentes no quieren dejar Paraguay, todo indica que Paraguay tampoco quiere dejarlos partir, lo cual resulta bastante inentendible, salvo que haya algún negocio por debajo, que no estamos viendo y, posiblemente, no queremos ver para no tener la percepción de que el narcotráfico penetró hasta los rincones más profundos de nuestro Estado. Esperamos estar equivocados.

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