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El sano método de abrir las listas

Tal como lo había hecho en el pasado, la corriente liderada por Horacio Cartes en la ANR, “Honor Colorado”, abrirá nuevamente sus listas, esta vez de cara a las internas de diciembre próximo. En consecuencia, todos aquellos que deseen pugnar por un cargo electivo en las generales del 2018 deberán hacerse merecedores de dicha distinción en virtud a sus propios méritos y no como resultado de la vieja práctica de “cocinar” las candidaturas entre un puñado de dirigentes.  La competencia electoral es el mecanismo por excelencia para que el soberano exprese su voluntad y, al mismo tiempo,  una vía formidable para el fortalecimiento de  los movimientos, los partidos y las instituciones de la democracia que se nutren de ellas, aunque así no lo entiendan algunos actores políticos, al igual que algunos medios de prensa a los que dicho método siempre les produjo “ronchas”.

“Salgan a la cancha, compitan y conquisten la voluntad de la gente”, es el mensaje que viene desarrollando HC desde el 2012 a esta parte, avalado por experiencias exitosas. Recordemos que para sus primeras internas, el “cartismo”, además de la lista oficial para el Senado encabezada por Lilian Samaniego, cobijó a otras 4, lideradas por Juan Carlos Galaverna, Victor Bogado, Enrique Bacchetta y “Marito” Abdo Benítez, las que en conjunto le propinaron una dura derrota al “Frente  para la Victoria”, de Javier Zacarías, conquistando luego 13 de las 20 bancas a ser ocupadas por representantes del coloradismo en la Cámara Alta.

Ahora, cuando en algunas regiones del país existen varios sectores dispuestos a presentar batalla, como es el caso específico de Alto Paraná, es inminente que “Honor Colorado” apele nuevamente a la apertura de listas, lo que estaría muy bien y a nadie debería extrañar, pues además de ser un mecanismo democrático le resultó sumamente eficaz en el pasado para postular a los mejor posicionados y mantener unidos a sus seguidores, con un altísimo sentido de pertenencia al movimiento.

Contradictoriamente, quienes a diario se arrogan la condición de “adalides de la democracia” y sus padrinos de los medios, nada quieren saber de abrir listas y potenciar la competencia electoral para “que la gente decida”, esa frasecita que les produce tanta urticaria.

Este es el caso de “Marito”, en la ANR, y de Efraín, en el radicalismo auténtico. El primero “se cortó solo” y sin mediar comunicación alguna a sus potenciales aliados, oficializó la dupla con él como presidenciable y Hugo Velázquez para la Vice. Ni siquera tuvo la menor apertura de aguardar unos días como para realizar un sondeo, tal como reclamaba el equipo de Juan Afara, quien hizo público su fundado disgusto. El segundo, sin el menor sentido de realidad, llamó a una “amplia alianza de toda la oposición para enfrentar y derrotar al coloradismo”. Pero eso sí, bajo su indiscutida candidatura a la primera magistratura, lo que deja en evidencia su nulo apego a la democracia y le condena a una segurísima derrota.

La política paraguaya requiere con urgencia sepultar definitivamente estas prácticas odiosas heredadas de la ápoca del “único líder”, que en algunos sectores se mantienen incólumes.

La demoracia hay que construirla en todos los niveles de la sociedad, desde los comites de barrio hasta, sobre todo, los partidos, pero no con simples discursos sino con actos concretos, como lo viene haciendo “Honor Colorado” al interior de la ANR, porque es eso lo que después se refleja de manera inexorable en los órganos superiores del Estado.

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