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BRASILIA.- Las elecciones municipales de Brasil del próximo octubre 2 de octubre serán claves para conocer el futuro de la política del país y tendrán un papel fundamental en el porvenir de sus partidos políticos, según expertos.
Los brasileños irán a las urnas luego de la destitución de la presidente Dilma Rousseff y la desmoralización de la clase política salpicada con hechos de corrupción.
Las municipales servirán en primer lugar para poder medir a escala real el impacto que tuvo la destitución de Rousseff entre la población, más allá de la desinformación con la que jugó el PT (Partido de los Trabajadores), lo que le permitió hablar de forma reiterada de “golpe de estado”. Segundo, para ver el grado de aceptación de los partidos y candidatos a escala nacional, pese a las características esencialmente locales de la elección. Y tercero, porque a partir de aquí se puede comenzar a especular en torno a cuáles serán los ejes que permitirán recomponer las coaliciones electorales de cara a las presidenciales de 2018. En ellas también será importante ver hacia dónde se terminará inclinando el ahora gobernante PMDB.
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el PT tienen puestas grandes expectativas en recuperar el poder y su prestigio dentro de dos años. Para ello deben, en primer lugar, tener unos más que buenos resultados electorales en las municipales. Una de las peculiaridades de los comicios locales brasileños es que en las 83 ciudades mayores a 200.000 habitantes la elección es a doble vuelta. Será en ellas donde podremos tener mayor información de las preferencias populares. Actualmente el PT controla 15 de estas grandes urbes, incluyendo São Paulo, y habrá que ver cuál es su saldo postelectoral.
Además de la crisis política de Brasil, el país vive una crisis económica caracterizada por el descenso de la producción de materias primas y una crisis ética o moral, representada por la investigación de la “corrupción” en las contrataciones de la empresa petrolera estatal brasileña Petrobras, entre otros casos.
