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Escarpado ascenso hacia el 2018

José Rojas.
José Rojas.

El escenario político electoral está aún incompleto como para iniciar un análisis definitivo que construya un camino que termine en las elecciones del 2018. Nada menos que falta la definición colorada; nucleación que apenas comienza a debatir -el público- nombres y condiciones; y dentro de esta interna, solo la oposición a Horacio Cartes puso en marcha la maquinaria electoral.

El entusiasmo liberal generado en las últimas elecciones se calmó en 48 horas; después del estate quieto de Fernando Lugo, quien desconoció una posible invitación de Efraín Alegre a madurar una alianza. Varios eventos políticos se interponen entre ambos; el exobispo no olvidó el voto de Efraín en el Senado; el que sumó para su destitución del Gobierno en el juicio político en 2012.

Alegre, azuzado quizás por José Paková Ledesma intentó invitar a Fernando Lugo, pero este lo frenó de inmediato. Ledesma es partidario del expresidente; de hecho hizo campaña por él y ya manifestó que sigue siendo su candidato presidencial, fuera del PLRA.

A la invitación temprana del hoy presidente de los azules, Lugo respondió con un “ni siquiera tengo su número de teléfono”; pero si esto no quedó claro el expresidente dio un portazo partidario: “tengo más afinidad con la oposición colorada a Cartes”.

Ya en una anterior consulta periodística al expresidente y hoy senador del Frente Guasu sobre su preferencia para una próxima alianza, no titubeó en señalar que estaba más cerca de los discursos colorados de Nicanor Duarte Frutos y de Beto Ovelar que de figuras del PLRA.

Claro que esto se asemeja más a una lluvia de ideas. La base electoral es esa.

Diferencias diametralmente opuestas hacen que sea inimaginable una alianza entre Mario Abdo Benítez (h) y Fernando Lugo: la ideológica es una de ellas y varias programáticas. “No existe ni la minimiza posibilidad”, se escuchó decir a más de un político avispado en el Congreso, en oportunidad de la sesión del Congreso que recibió el informe del presidente Cartes.

Será más factible una alianza entre Cartes y Marito que crear una alianza entre este y Lugo.

Falta un potable cuyo nombre se maneja aun entre líneas, aunque este se manifestó asegurando que no es candidato. Mario Ferreiro, intendente de Asunción fue muy directo y realista: “Esa fórmula de unirnos todos para ganarles a los colorados no funciona; yo creo que hay que ganar con los colorados”.

Se podría mencionar que ese es el escenario político post interna liberal; análisis muy propio de estas lides. Sirve para ejercitar la mente política; pero todo está muy lejos aún.

Tan lejano que el triunfo de Alegre no le garantiza llegar con la chapa presidencial. Ahora subió a la tarima y será el dirigente más expuesto y para dirigir y liderar un proceso de reconstrucción partidaria y hacerla viable para sus objetivos. Nada obstaculiza la propuesta de alianza de dirigentes partidarios para trabar su proyecto en el Directorio de su partido.

Una postura radicalmente de oposición al Gobierno será caballito de batalla al interior de su partido; pero eso no será suficiente. Alegre prometió combatir las políticas del presidente Horacio Cartes, “aquellos que no beneficien a la ciudadanía, a través de la recomendación que haga a mis correligionarios”.

El Senado será su punta de lanza, con la presidente de un liberal: Robert Acevedo; dirigente cuestionado por sus propios correligionarios y también los colorados.

“Nos decían que sería imposible ganar por la estructura, por los intendentes, por los gobernadores, por el dinero, sin embargo, el esfuerzo de la gente hizo posible esta victoria”, dijo Alegre en referencia al poder económico de su oponente Blas Llano, directivo liberal muy cercano a Cartes.

En las carpas de la izquierda todo está por hacerse. Lo ven a Lugo como el candidato natural; sin embargo tiene una traba casi insalvable: La Constitución Nacional se opone y va quedando poco tiempo para una Reforma que lo habilite; además no tiene la fuerza necesaria en el Congreso para iniciar una campaña.

Pero ese punto es solo la punta de ovillo; existen tantos partidos como movimientos con delineamientos que tropiezan entre si y no se ponen de acuerdo.

Después de Lugo se apunta Ferreiro como dirigente que podría aglutinar estas fuerzas; pero ya puso sus condiciones y exige que Lugo y Efraín se sienten a conversar sin condicionamientos.

Esta postura parece favorecer a los colorados oficialistas. Sumando la necesidad de forjar nuevas fuerzas en el Partido Liberal; la ausencia de potencial interna de Marito en su partido y la fragmentación de la izquierda, terminan dándole tiempo al cartismo a reagrupar fuerzas y crear figuras políticas potables que permitan darle continuidad al proyecto iniciado con Horacio Cartes.

El oficialismo colorado aparenta jugar con los plazos, Efraín comenzó su partida de ajedrez política y los movimientos políticos de izquierda intentan recomponer fuerzas. Esta ensalada política hace que todo es un muy pronto para ir definiendo líneas electorales de acción.

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