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Está con las manos atadas

Una pena que el gobierno aprenda a costillas del pueblo, a corregir los errores que comete, como el evidente mal paso dado cuando apenas asumió, en el caso del rol de Petróleos Paraguayos SA (Petropar).

Con una paciencia infinita, acercando posiciones, sacrificando ingresos, negociando con medio mundo, el gobierno de Horacio Cartes, logró, paso a paso, darle un nuevo rostro a la tan desprestigiada entidad, que nunca sirvió para nada, salvo para cobijar a terribles ladrones que expoliaron a todo el mundo con maniobras descaradas para quedarse siempre con  la parte de león en el tema de los combustibles.

El gobierno de HC comprendió de inmediato que este era un “agujero negro” capaz de tragarse al país y la economía en su conjunto con periódicos zarpazos aplicados sin  compasión por sus desvergonzados administradores y sus acólitos los emblemas, los proveedores, los fleteros y toda una cadena de corrupción, de la que todo el mundo hablaba, pero nadie, hablamos de todos los gobiernos anteriores, por supuesto desde la dictadura que montó el esquema perverso, fue capaz de  ponerle freno, lógicamente  porque de allí provenían los maletines con los que cimentaron sus odiosas fortunas.

¡Todos!. Menos HC.  Y actitudes como la suya son  las que marcaron su gobierno como uno de los mejores de la historia del país, lo decimos plenamente convencidos de ello y los números, las pruebas están a la vista. La situación económica, concluido el tiempo de gracia de la herencia recibida, se deteriora cada vez más rápidamente y las señales no son nada alentadoras.

En medio de este tembladeral, ahora se presenta el famoso problema de la cotización del crudo y el alza del dólar. En aquellos tiempos de corrupción, ello era sinónimo “irremediable” de alza de precios de los combustibles del pasaje, de los artículos de primera necesidad  y de todo lo que uno se imagine, menos el salario popular.  ¡Pesadilla del pueblo nunca solucionada!.

HC tomó el toro por las astas, lo decíamos. Fuera maletines. Primero el país. Ordenó cortar todos los puentes con la corrupción, que databan de décadas, como lo indicamos.  Fuera costosos fletes, fuera proveedores careros, fuera emblemas oligopólicos y empezó a circular un tiempo nuevo en torno a la entidad.

Adquirió un rostro social, es decir, trabajar para el pueblo. Abaratar costos todo lo posible, y montar una red propia con  la que hacer frente a los “cárteles” en la materia.

Todo fue viento en popa, ¡se logró lo imposible!. Se abarataron costos, se bajó el precio de los combustibles en  más de una oportunidad, los camioncitos de Ñande Gas a precios más baratos, recorrían los barrios, la vieja Espada de Damocles no pendía más sobre la cabeza del pueblo pobre.

Apenas asumido el nuevo gobierno se intentó- de hecho se “logro”- borrar de un plumazo todo lo bueno que se hizo al respecto. Se nombró a una testaferro de los emblemas al frente de la entidad. ¿Y qué hizo?  Trabajar para los emblemas, aumentar de nuevo el precio de los combustibles, como antes, lo que lentamente, ente otros factores, empezó el inicio del declive económico que se va pronunciando ahora.

Y ocurre lo terrible. En medio de este cuadro se dispara el dólar y sube la cotización del crudo, los dos demonios del apocalipsis. Y Petropar ya no tiene la fuerza de antes. No puede hacer gran cosa. Es necesario dar marcha atrás, pero es tarde.  Los camioneros pararon, los sentaron  a negociar, dieron cierto tiempo, pero el tema es como se absorberá el impacto de la suba, que es real, si ya no se tienen los medios para “acolchonarla”.

Craso error, desmontar Petropar-social.  Ahora estarán percibiendo su equivocación. Tienen las manos atadas. Y este es un problema tipo tsunami.

Se deben volver a atar -y cuanto antes- las cosas buenas que hizo el gobierno anterior y que por revanchismo o pichadura, fueron  dejadas de lado.

¡No se puede seguir aprendiendo a costillas del pueblo!

 

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