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Constitucionalistas de diversos sectores políticos y hasta expertos internacionales han demostrado sin un ápice de duda que la enmienda es un mecanismo válido para modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial. Por lo tanto, todos los argumentos que utilizan disidentes y opositores no son más que falacias orquestadas por Efraín Alegre, quien hace y dice disparates intentando tapar el sol con una mano.
ASUNCIÓN.- Expertos constitucionalistas nacionales y extranjeros explicaron hasta el hartazgo que la enmienda no es inconstitucional, porque el artículo 290 de la Carta Magna, cuando dice que no se utilizará este mecanismo sino el de la reforma para modificar algunas disposiciones, habla del modo de elección, integración, duración del mandato y atribuciones de los poderes del Estado, no menciona la reelección.
Hay sectores, como el Frente Guasu, que consideran que seguir con esta discusión es una pérdida de tiempo y una forma de distraer la atención, puesto que no hay nada que pudiera poner en duda la constitucionalidad de la enmienda. De hecho, los luguistas están más interesados en conseguir que las decisiones adoptadas en la sesión del Senado del 25 de agosto pasado, donde el contubernio entre disidentes y opositores consiguió presentar, tratar y rechazar un proyecto de enmienda, sean anuladas por haber estado plagadas de irregularidades.
Como se resisten a dejar esta batalla, lo único que hacen los antienmienda es repetir como loros falacias, intentando captar a algún sector lo suficientemente ingenuo para creer en cuestiones que ni ellos mismos creen.
El principal vocero del disparate es Alegre, lo cual no es raro porque el presidente del PLRA es un político experto en hacer y decir disparates desde siempre. El liberal convoca a conferencias de prensa y arma escándalos pretendiendo hacer sentir a la ciudadanía que está frente a la amenaza de una guerra civil.
Lo absurdo de este personaje es que pretende convencer de sus delirios a todo el país cuando es que ni siquiera es capaz de superar las diferencias entre los sectores internos de su partido. Peor aún, es el responsable de que el PLRA enfrente su peor crisis de las últimas décadas.
