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De manera sorpresiva, tuvo mayoría el dictamen que establecía que el órgano responsable de juzgar a los legisladores sería el Tribunal Superior de Justicia Electoral. Los diputados encontraron el mejor mecanismo para alargar al máximo todo el proceso y establecieron un autoblindaje mucho peor que el de la ley que derogaron por unanimidad.
ASUNCIÓN.- De lo único que no se dudó en ningún momento era que la mayoría de la Cámara de Diputados intentó evitar, por todos los medios posibles, que se pudiera tratar el tema de la pérdida de investidura, en el convencimiento de que, una vez que se establezca el procedimiento de la figura de la Constitución, el mecanismo sería utilizado en contra de varios de ellos.
Pero difícil que alguien haya imaginado siquiera que iban a encontrar la forma de que el proceso sea lo más largo, complicado y desalentador posible. De tres proyectos que estaban en discusión, la mayoría decidió que la reglamentación se haga por ley, y no a través del reglamento interno, que era una de las propuestas.
Además, de manera sorpresiva, porque durante la discusión tuvo pocos adherentes, ganó la postura que establece que el órgano juzgador será el TSJE, porque, dicen, ese fue el espíritu de los convencionales constituyentes en 1991. Para que esto ocurra, la cámara, por mayoría absoluta (23 votos en el Senado, 41 votos en Diputados) tendrá que decidir que hay motivos suficientes para que un colega enfrente el juicio que podría expulsarle del Congreso.
Una vez que esto ocurra, se comunicará el hecho a un fiscal electoral de la capital, que, a su vez, acudirá a un tribunal electoral y recién después llegará el tema al TSJE. Con este procedimiento, hay serias posibilidades de que el acusado termine su mandato legislativo antes siquiera de que el caso en contra suya supere la primera instancia.
Y por si todo esto fuera poco, quedando unos 5 artículos pendientes, el pleno decidió postergar la continuidad del tema ya que varios tuvieron que retirarse de la sala de sesiones. Así que ni siquiera obtuvo media sanción el proyecto. Ahora habrá que esperar que el presidente, Miguel Cuevas, convoque a una extraordinaria, para que allí se termine el estudio y pueda pasar a instancias del Senado.
Esta es la misma cámara que, por unanimidad, derogó la ley conocida como autoblindaje. Ahora entendemos que la intención era endurecer aún más el blindaje para que ninguno de ellos pueda perder su banca a pesar de lo que pudieran realizar. Uno de ellos, Carlos Portillo, debe estar más que contento, ya que todo indica que, por mucho tiempo, seguirá disfrutando de la fresca viruta.
