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Estafa electoral

Los senadores, incluso quienes están a favor del juramento de Horacio Cartes y Nicanor Duarte Frutos, parecen no darse cuenta del terrible daño que se está causando a toda la estructura del Estado porque este caso está socavando los cimientos de todo lo que hemos construido en estos casi 30 años de transición democrática.

Las consecuencias son catastróficas. En primer lugar, se da por sentado que en este país no rige el Estado de Derecho porque las sentencias judiciales no tienen valor. Esto no solo nos hace ver más indefensos a los paraguayos sino que hace que perdamos todo atractivo para los inversores internacionales que podrían pensar que esta es una tierra sin ley, en donde se hace lo que manda el más fuerte.

Otra cosa. Dejar fuera del Senado a Cartes y Duarte Frutos es, categóricamente, una estafa electoral y deja en evidencia que de nada sirve todo el proceso que se ha construido desde la Justicia Electoral con el voto directo, porque, sin importar lo que prefieran los electores, son los senadores quienes tienen la última palabra y alteran sin ninguna consecuencia el resultado de las elecciones.

Pero sigamos analizando la cuestión. No es cierto lo que dice Beto Ovelar, que desde el momento en el que juraron, Rodolfo Friedmann y Mirta Gusinky ya son senadores. Si así fuera, se podría muy bien obviar el juzgamiento de las actas electorales y la proclamación de los electos, y dejar que el Senado haga jurar nomás a quienes integraron una lista.

Pero la realidad no es esta. Ninguno de los 2 que en este momento están apoltronados en bancas que no les pertenecen fueron electos y, menos aún, proclamados por la Justicia Electoral. Algunos dicen que si estaban en la lista de la ANR, fueron electos al igual que todos los que la integraban. Es mentira. En abril, quienes participaron de los comicios votaron por 17 senadores colorados; esa fue la cantidad que correspondió a la ANR luego del conteo de votos y juzgamiento de las actas; 17, no 16 ni 18.

Así que cuando se realizó la proclamación de las autoridades electas, el TSJE oficializó a 17 colorados y a sus suplentes. Así que venir a decir que un juramento habilita que el 18 y el 19 sean senadores de pleno derecho, es falso. Friedmann y Gusinky no fueron electos ni proclamados; esto ya parece una muletilla, pero lo seguiremos repitiendo hasta que alguien entienda que esta situación es insostenible si pretendemos que Paraguay siga avanzando en la institucionalidad y el respeto a los poderes del Estado.

Pero la cantidad de desastres no termina allí. Estos 2 truchos que, supuestamente, forman parte del Senado, votan y seguirán votando cuando se traten proyectos o se ponga a consideración del pleno algún tema, incluidos los acuerdos constitucionales. Aún más, en algunos momentos álgidos, ellos podrían alterar el quórum, dándolo o evitándolo. Y todo esto lo harán 2 personas que no tienen ningún derecho legal, constitucional ni legítimo de formar parte de la cámara.

Esto significa que durante los 5 años del periodo abdista, una de las cámaras del Congreso, justamente la que presta acuerdos y trata los proyectos más delicados que tienen que ver con el Estado, estará absolutamente vulnerable porque tendrá en su seno a 2 usurpadores. Y hay gente que pretende actuar como si no pasara nada, o como si este terrible desacierto no pudiera tener consecuencias. Gran error.

Finalmente se debe aclarar este asunto ante la opinión pública, tan manoseada siempre por ABC. No se trata de algo contra Cartes y Nicanor. Es contra el país, contra su institucionalidad, se han atropellado principios fundamentales para dejarlos fuera.

Se ha consumado una estafa electoral, que es lo más grave que puede ocurrir en una democracia.

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