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El eterno mensaje de la Navidad

Siempre se duda sobre si es una leyenda o una realidad, perofigura en loslibros de historia, lo que ocurrió en la Navidad de 1914 en el frente occidental, durante la Primera Guerra Mundial, entre las ropas del imperio alemán y las tropas británicas. Hicieron un alto el fuego no oficial, se abrazaron, cantaronvillancicos, jugaron y tras esa maravillosa tregua decretada solamente por ellos mismos, volvieron a sus trincheras y a sus armas.

Es que el espíritu navideño olo que la fiesta de la Navidad despierta en el ser humano, debe ser uno de los sentimientos más nobles en la existencia de hombres y mujeres eneste mundo.

Lapaz y la humildad delpesebre, sin una pizca de lujo y soberbia, pese a la majestad de quien nacía, resulta un tónico para el alma en estos tiempos de violencia y amenazas de guerras globales.

Asimismo, elmensaje quetrae en sí la familia de Nazareth. Padre y madre custodiando y protegiendo el nacimientodelhijo, en una sociedad benéfica donde todo está coordinadopara quela vida progrese sin sobresaltos en la medida de lo posible.

La Iglesia Católica que enfrenta tantos desafíos en los últimos tiempos, ha sabido rescatar estosvalores y potenciarlos a nivel mundial.

Es así que la Navidad se celera en la mayor parte del mundo, en paísescon culturas tan distintas y con tradiciones igualmente propias de cada comunidad, perotodas ellas enmarcadas dentrode un espacio de paz y solidaridad.

Si bien se critica que las navidades se han banalizado muchísimo en los últimos tiempos, la esencia de lafiesta pervive pese a todo…y a los regalos que se critican, siguen los abrazos entre familiares,  en una alegre tertulia de compañía de abuelos, hijos y padres y amigos de toda la vida.

En nuestropaís las tradiciones se mantienensumamente vigorosas. El pesebre sigue dominando los hogares pese al avance de los arbolitos y las guirnaldas de colores.

Y el mensaje prácticamente es único: Se trata de la fiesta de la familia. Hay que reunirse en torno a la mesa navideña y renovar los lazos de amor y solidaridad.

A nivel del país habría que hacer lo mismo. Corren tiempos ciertamente algo turbulentos en materia política que deberían ser zanjados con la mejor buena voluntad y con el espíritu constructivo propio de la fiesta que celebramos hoy.

¡Que el Niño-Dios que nacerá esta Nochebuena ilumine nuestros senderos para el 2018!

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