ADN Digital
Artículos relacionados
Autoridades argentinas extraditaron al Paraguay a un brasileño considerado como el “cerebro” de una peligrosa banda que se dedica a la clonación de tarjetas. Se trata de Julio César Belmonte Amaral, requerido por la Justicia de nuestro país por varios hechos punibles. El proceso se tramita en el juzgado a cargo de la magistrada Teresita Cazal. El hombre cuenta con frondosos antecedentes penales y hace meses fue detenido en el vecino país.
CIUDAD DEL ESTE.- La jueza Teresita Cazal, requirió la extradición de César Belmonte por los hechos punibles de falsificación de tarjetas de débito y crédito, y otros medios electrónicos de pago, del que resultaran víctimas varias personas. El sospechoso fue trasladado al Este ayer en horas de la mañana, mediante un procedimiento realizado por agentes de Interpol.
El mandamiento judicial fue firmado por Miguel Ángel Guerrero, del Juzgado Federal de El Dorado, provincia de Misiones.
Refieren los antecedentes, que el 5 de octubre de 2016, siendo las 10:00 horas camino a la ciudad de Hernandarias, se requisó un automóvil que estaba a nombre del criminal. Del interior se requisaron una mochila, una notebook, un adaptador para almacenamiento de datos, varias tarjetas, entre otros objetos que se utilizaba para la falsificación.
En aquella oportunidad, fueron detenidos Laurentiu Bota y Marian Zarku, ambos de nacionalidad rumana, al igual que el brasileño Amantino Vargas Neto. Teniendo en cuenta que se trataba de delitos transnacionales, la fiscal Juliana Giménez envió exhortos a EEUU, México y Argentina, y a otros 12 países, que son Suiza, Italia, España, Dinamarca, Alemania, Francia, Reino Unido de Gran Bretaña y Portugal, además de Japón, Israel, Australia y Chile.
Amaral también soporta otra causa que data del año 2014 cuando autoridades de la capital del país le identificaron como miembro de una peligrosa banda de “clonadores” de tarjetas. Refieren los antecedentes, que en esa ocasión, fue privado de su libertad en el aeropuerto Silvio Pettirossi. El extranjero portaba al menos 10 tarjetas de débito, 96 tarjetas magnéticas en blanco, además de varios pendrives, aparatos telefónicos y la suma de 500 dólares.
Las tarjetas confiscadas estaban cargadas con datos robados en el vecino país y que supuestamente debían ser usadas para la adquisición de mercaderías. Pese a las evidencias halladas en su poder, al poco tiempo recuperó su libertad hasta que finalmente fue detenido en Argentina de donde fue remitido a disposición de la Justicia ordinaria.
